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Cómo encontrar un balance en tu vida

como-encontrar-un-balance-en-tu-vidaEl texto que escribí honrando la memoria de la increíble Jamie Dyer Dordek tuvo muchas consecuencias inesperadas. En el lado amable y brillante, trajo consuelo a una madre, hermano, parientes y amigos.

Aquí lo dijo la madre de Jamie:

Hola Eli. Soy la madre de Jamie y tu columna de hoy fue todo un placer leerla para aquellos que la conocimos y amamos. Es el primer día que despierto y sonrío. Espero que esto alcance a más personas y le enseñe, al menos a una de ellas, a vivir cada día al máximo con ingenio, encanto y la pasión por las nuevas experiencias que Jamie tenía. Espero que la gente se detenga a disfrutar la vista, llamar a un ser querido o alguien a quien han deseado llamar y comer tocino.

He leído tu artículo y cada comentario una y otra vez durante el día. Siempre lo apreciaré. Su familia y amigos hemos enviado este artículo a todos lados y hemos recibido correos electrónicos y llamadas todo el día. Te agradezco por el día que tuvo en el Huff Post.

Otro beneficio añadido es que descubrí que estaba equivocada. Sobre Twitter. Pude conocer a muchos miembros de la familia virtual de Jamie en Twitter, y algunos fueron los suficientemente amables para guiarme en mi resistencia a esta nueva razón para estar frente a un teclado y no excavando en mi jardín. Otro plus fue que pude experimentar el apoyo comunitario, que es muy profundo. Un agradecimiento especial al maravilloso Jason Mannino, bloguero del HuffPo, por entrar al quite.

En lo que yo describiría como el lado oscuro y venenoso, dos usuarios escribieron comentarios crueles. (Más al respecto en un momento). Gracias al personal del Huff Po por, eventualmente, eliminar esos comentarios.

Crece o cállate

Jamie amaba completamente. Puedes sentir ese amor al leer los comentarios sobre ella. Aunque suene a locura, uno de sus amores (todo lo que tuviera tocino) provocó una explosión de respuestas airadas. Estos comentarios desinflaron el tributo a esta maravillosa mujer.

Estaba anonadada, y no me importa lo vegetariano que seas, los cerdos no pueden leer. No porque sepas escribir quiere decir que necesitas hacer comentarios. La madre, hermano y parientes de Jamie estuvieron leyendo “cada comentario una y otra vez durante el día.”

Mi corazón latía fuerte al leer los comentarios que eran como una cachetada a una mujer que nunca podría defenderse. Yo acababa de pasar una semana en la Universidad de Santa Mónica, en el programa de psicología espiritual. Su enfoque es el Alma, aprender a lo que, en mi caso, es amar más, juzgar menos y obtener las herramientas para crear lo que quiero. Estuve aprendiendo a amar más durante 25 horas. En tres minutos, toda mi psicología espiritual se convirtió en un charco sucio en el suelo.

Quería poner una placa de “Policía de Comentarios” en la pantalla de mi computadora, deslizarme por los angostos corredores de Internet, encontrar a esos dos idiotas y golpearlos. Cuando los encontrara saldría de la computadora como Atenea de la cabeza de Zeus. “Crece o cállate”, gritaría. “Y aléjate de mis columnas, y de las de mis amigos. Eso es todo. Ustedes cretinos están vetados de la sección de los vivos para siempre.” Después de desahogarme, me iría en una nube de humo morado.

Hmmm. Con una respuesta así me di cuenta que tenía mucho que aprender en el área de la generosidad y compasión. Verme tan fuera de balance por unos comentarios sobre el tocino me remitió a mis raíces en Kansas.

Despierta y huele… el tocino

Yo crecí en una granja de Bucyrus, Kansas donde las personas se toman sus opiniones y sus productos porcinos muy en serio. El Sr. Mouser, nuestro profesor de ciencias en el séptimo grado era todo un icono. ¿Por qué? A cualquier hora se pondría a hablar sobre lo peligroso que es comer tocino crudo. Estaba obsesionado.

El tocino malo solamente podría matarte. El único tocino que valía la pena comer era aquél que pudiera pasar lo que el llamaba “El test de tocino del Sr. Mouser”. Para pasar este test, el tocino tendría que estar bien cocido, lo suficiente para que pudieras balancearlo en tu dedo—como un pedazo de madera.

Esta era una excelente oportunidad de jugar con la comida. Así que, cuando era adolescente, puse todo el tocino al alcance de mi mano a prueba con el Test del Sr. Mouser. No importaba en qué plato estuviera. Al reflexionar sobre mi rabiosa respuesta a los comentarios de mi columna, me di cuenta de que, tal vez, el test del Sr. Mouser nos estaba enseñando algo mucho más profundo: observar el balance.

El test de balance

Yo no pasé este test. Sin importar lo que opines del tocino, ¿podrías seguir atento? Aquí un breve test.

¿Necesitas estar en lo correcto y que alguien no lo esté?

¿Necesitas tener todo bajo control?

¿Puedes utilizar cualquier situación para aprender o crecer?

¿Puedes respetar a alguien aunque no estés de acuerdo con esa persona?

¿Te puedes poner en los zapatos de otro?

¿Cómo te mantienes en balance? Me encantaría saber.

Escrito por: Eli Davidson

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