Bienestar

Descanso

DescansoHace poco me tomé unos días de vacaciones, y mientras me preparaba para pasar unos días en la playa, me di cuenta de que ya no descansamos como antes.

Algunos ejemplos:

Hace solo unos pocos años, cuando no existían los celulares, éramos prácticamente inhallables durante nuestras vacaciones, salvo que nos enviaran un telegrama en caso de una noticia muy urgente. Hoy en día, no conozco a nadie que se le pase por la cabeza salir de vacaciones sin celular.

En muchas playas ofrecen servicios Wi-Fi en los paradores. Obviamente, esto implica que la persona puede llevar su computadora portátil o su dispositivo inalámbrico y conectarse a Internet, navegar y –de más está decirlo- trabajar. Si esto ayuda a extender el período de vacaciones (por ejemplo, en el caso de que alguien pueda quedarse una semana más allí con su familia en vez de estar en la oficina), me parece una buena idea. Sin embargo, si durante la única semana de vacaciones al año que nos tomamos hacemos uso de esta tecnología, va en desmedro de nuestro descanso y, por consiguiente, de nuestra calidad de vida.

Uso de BlackBerries, iPhones, locutorios, cafés internet, etc. Conectarse unos minutos para enviar un mail a la familia, avisando que llegamos bien es una cosa, pasar mucho tiempo contestando mensajes, revisando nuestra casilla de correo y nuestro espacios en redes sociales, como si estuviéramos en nuestro lugar de origen, es otra cosa: no hay diferencia para nuestra mente.

Vivimos con nuestras horas llenas de obligaciones, sin el tiempo libre necesario para “desenchufarnos”. En vacaciones, tal vez el tiempo libre sea demasiado para lo que estás acostumbrado en tu vida diaria y no sabes qué hacer con él: puedes dedicarlo a cosas para las que, habitualmente y aunque suene redundante, no encuentras el tiempo: leer, hacer crucigramas, caminar, visitar lugares nuevos, disfrutar de una puesta de sol, jugar con tus hijos, hablar despreocupadamente con tu pareja frente a una taza de café (o un mate, o una copa de vino), dormir la siesta o lo que desees disfrutar a pleno.

Propósito del descanso

Nuestra mente y nuestro cuerpo precisan descansar del desgaste y de los esfuerzos cotidianos, para restaurar la energía y el equilibrio que tantas veces se ve amenazado por nuestro trajín diario. La frase “recargar las pilas” ilustra bien este concepto: al volver de unas vacaciones o de un fin de semana de absoluto descanso, nos sentimos renovados, con más energía y ganas de llevar a cabo nuestras actividades.

Por eso recalco cada vez que puedo, que es esencial descansar como mínimo un día a la semana, 24 horas seguidas. Estar cada vez más conectados atenta contra esta premisa, ya que recibimos llamadas de trabajo o mails en horarios y días insólitos. Acá tiene que primar nuestra capacidad de discernir qué es urgente y qué no, y de poner los límites adecuados. Si otras personas no lo hacen, es un tema a resolver por ellos: prioricemos lo verdaderamente importante y pospongamos lo que sí puede esperar nuestra respuesta.

¿Sueles respetar tus períodos de descanso/vacaciones como desearías?

Escrito por: Merlina Meiler

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