Bienestar

La clave de la felicidad



¿Existe alguna clave o fórmula que se pueda aplicar en la vida diaria y nos lleve a alcanzar la felicidad? Joan Garriga, autor de los libros 'Vivir en el alma' y 'Dónde están las monedas', opina que sí. Él señala que afrontando la vida de cierta manera se puede estar más cerca de esa tan codiciada felicidad.

Para Garriga, la "fórmula" para lograr la felicidad está compuesta, principalmente, por la combinación de dos variables.

La primera es “centrarnos con todas nuestras energías en la dirección de aquello que nos mueve profundamente”. “¿A ti qué te mueve? ¿Tener hijos? ¿Ser periodista? ¿Pintar? Todos caminamos a la felicidad cuando respetamos aquello que nos mueve, aquello que somos”, pues señala que aquello que somos es algo que ya nos viene dado de nacimiento, identifica que te mueve y toma esa dirección.

La segunda consiste en “sintonizarse con lo que la vida quiere aunque sea distinto de lo que yo quiero”.  Y es que aunque no queramos, la vida se impone, por eso debemos ser capaces de sintonizar con los propósitos de la vida aunque sean distintos a los nuestros, ya que si luchamos contra la vida el sufrimiento se redobla. Debemos que aceptar lo que la vida nos traiga, aunque no sea lo que queremos, y ser concientes de que esto no significa resignarse.

Otro aspecto importante de la felicidad es el amor y nuestra forma de vincularnos con los otros. Garriga señala dos tipos de amor: el buen amor, que es precisamente el que nos conduce a la felicidad y a la vida, y el mal amor, que se caracteriza por lo contrario. “El buen amor abre su corazón a la realidad tal y como es y no a la realidad tal y como imaginamos que debería de ser y se inclina y abraza a la vida, a las personas y a las cosas tal y como son”.

El mal amor por su parte es “un amor ciego que guarda lealtad a aquellos que amamos y que hace que nos impliquemos con ellos pretendiendo llevar cargas y sacrificios”. Por ejemplo, la madre que pierde a su hijo, “puede estar más en la muerte que en la vida porque está anclada al hijo perdido en lugar de dedicar su vida a los hijos que viven”. El mal amor también está relacionado con intentar cambiar al otro. “La gente sufre porque quiere que el otro sea distinto a como es. Y si durante mucho deseamos eso, nos conviene irnos, porque la gente tiene la desagradable costumbre de seguir siendo como es”.

El camino para ser feliz está claro, pero en la práctica no resulta algo sencillo. Lo importante es tener un cambio de actitud y darnos cuenta que la felicidad está en nosotros y que no debemos compararnos con nadie más, disfrutar cada pequeño momento y ser felices con las pequeñas cosas de cada día.

Fuente: www.elmundo.es

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