Bienestar

Cómo mejorar el autocontrol

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La psicología descubrió que el autocontrol está fuertemente asociado a lo que calificamos como éxito: mayor autoestima, mejores habilidades interpersonales, mejores respuestas emocionales y todo ello, quizás sorprendentemente, sin que aparezcan efectos secundarios indeseados incluso a niveles muy altos de autocontrol. Si tantos beneficios tiene, ¿por qué es tan raro encontrarlo? ¿Qué nos impide desarrollarlo? Si bien requiere un poco de esfuerzo, no es tan difícil entrenar el autocontrol. Veamos cómo.

En primer lugar debemos ser conscientes de que el autocontrol no depende de lo que estemos pensando en un momento dado, eso sería demasiado fácil. El autocontrol es una capacidad que se desarrolla (o no) y se entrena (o no). Cada uno de nosotros hemos desarrollado cantidades diferentes de autocontrol; para algunas personas es muy fácil resistir la tentación mientras que otras sabes que siempre cederán ante la autogratificación.

Aunque muy pocas personas tienen niveles muy altos (o muy bajos) de autocontrol, aproximadamente dos tercios de nosotros estamos en un punto intermedio de la escala: algunas veces nos es muy fácil resistir la tentación y otras veces no. Como es natural es la situación concreta la que tiene el mayor efecto sobre el autocontrol que podemos ejercer. Pero existe una propiedad que es fundamental para el autocontrol que es independiente de casi cualquier situación y que es con la que podemos trabajar: la distancia psicológica.

La investigación ha puesto de manifiesto que para una persona es mucho más fácil tomar una decisión que demuestra autocontrol cuando piensa en los acontecimientos como algo distante en el tiempo (qué ejercicio haré la semana que viene, qué comeré mañana, qué le diré al cliente el mes que viene, qué haré en la reunión del día quince). De igual forma tomamos decisiones mucho más disciplinadas en nombre de otras personas de lo que lo hacemos para nosotros; solemos seguir la máxima: haz lo que yo digo y no lo que hago.

Idea clara: Cuanta mayor distancia psicológica o conceptual podamos poner entre nosotros y la decisión o el hecho concreto, más podremos considerarlo desde un punto de vista abstracto y, como consecuencia, mayor autocontrol podremos ejercer. Todo se basa en desarrollar la objetividad: ver el bosque no el árbol (visión global), considerar cómo las acciones concretas encajan en un plan general (pensamiento abstracto) y pensar en términos conceptuales, no en detalles específicos (categorización de alto nivel).

Por: César.

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