Bienestar

Punto medio



Las personas con facilidades para expresarse a través de la voz, las letras, el baile o cualquier otro medio que se hace público, tienen esa particularidad en los genes que permite la fácil divulgación de las emociones exactas; no sé en que consista, pero a veces pienso que la soledad es el mejor estado del artista, al menos del escritor. La tristeza es la tinta indeleble que le permite hacer eternos los sentimientos del momento.

¿Por qué cuando estamos taciturnos somos más conscientes? ¿Por qué cuando taladran los recuerdos es cuando el vocabulario aflora y hay un coctel de pensamientos? No sé la respuesta. No me mal entiendan, la felicidad también derrama chorros de inspiración, las sonrisas se convierten en polvos mágicos para la imaginación y el libido al cien nos hace creer fervientemente que todo es para siempre, que todo es posible… para siempre.

Sin embargo, ese devenir de emociones y sentimientos van disparados de derecha a izquierda, la derecha juega de felicidad y la izquierda de tristeza ¿Será que hay un punto medio? Si existe, supongo que hay que luchar por él ¿o no? ¿Solo llega? ¿Te lo ganas en una rifa? En la escuela me queda claro que no lo estudias, en el intercambio de la Navidad pasada no me tocó y no he visto que las personas quieran ganarse un punto medio en vez de la lotería.

Es fácil tasar las letras, es fácil decir qué hacer, pero cuando se trata de tu vida, se vuelve un infierno de dudas. Alguien alguna vez me dijo que ante la duda debo abstenerme. Me abstengo apelando a mi vida, a mi tranquilidad, a éste pánico de volver a tropezar y no levantarme teniendo que soportar la burla del público presente que estaba esperando el momento de mi caída, mientras volteaba a ver la piedra que me indujo al tropezón y tragarme la ausencia de sentir.

Me espero en éste escrito que durará una eternidad. Eternidad no compartida, no presente pero anhelada. Con eso basta, pues el punto medio es justo eso: la tranquilidad de que estás en medio del caos y aún así te sientes bendito.

Desearlo no será suficiente, pero al menos me dará esperanza, que bien dicen muere al último y supongo que mientras tenga deseos de desear, es posible. Aunque sinceramente no sé el significado de último. Éste punto intermedio por ahora no existe, parece punto final, creo que lo es, se siente terminado. Nacerán sentimientos para volver a iniciar un párrafo, aunque por ahora solo releo los ya existentes… ¿qué hacer?

El único lugar en el que encuentro un punto medio es en las letras, en esa preciosa forma de ser que tienen, de varias maneras, flexibles, moldeables, mesuradas y pasionales, intensas como mi destino, inciertas también, dependientes del humor. Este punto medio traducido en lo que siento y pienso, en lo que no quiero. No hay manuales para divagar, ni para conocer los puntos medios de la vida de una forma tal que sean evidentes. Tal vez sea ese el secreto y no la felicidad.

No quiero felicidad sino un punto medio, entre la cordura y la locura, entre el amor y el desamor, entre la rutina de la semana y la tranquilidad de los sábados y domingos, entre la izquierda y la derecha, entre los defectos y las virtudes, entre la que soy y la que no volveré a ser, entre las bocanadas de cigarro y los seis kilómetros que no he vuelto a correr, entre ese pensamiento eterno de pura voluntad, espejismos, deseo y la realidad que simplemente no se acopla a mi existencia.

Escrito por: Evangelina Jiménez Olvera.

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