Maternidad

Campanadas del reloj

campanadas-de-relojTodos hemos escuchado acerca del reloj biológico, pero estoy segura que pocos conocemos realmente cuál es la maquinaria y cómo opera dentro de nuestro cuerpo. Generalmente asociamos al reloj cuando alguien tiene la idea de tener un hijo, se hace la broma de que el reloj biológico está dando sus buenas campanadas de aviso. Dentro de las muchas funciones del reloj esa es una de ellas, avisarle al individuo que se le está yendo el tren, no para casarse, sino para procrear. Aún cuando las personas tengan la plena convicción de que no quieren tener hijos, el cuerpo se rebela a cierta edad diciendo o avisando que está listo para el asunto.


Desde luego el reloj biológico no sólo actúa con los treintones, funciona desde que tenemos vida, regula el hambre, el sueño y básicamente todos los cambios hormonales que vamos teniendo durante nuestro desarrollo. Se sabe que los cambios se dan en la adolescencia, pero quizá sea en esa etapa cuando los cambios son devastadores, sin embargo desde que somos un embrión el reloj biológico es transmitido por la madre y desde entonces comienza a funcionar.

Existen otras teorías como la del Biorritmo a la cual se asocian cambios en el funcionamiento y comportamiento del ser humano. El biorritmo se divide en tres ciclos que alteran las emociones, el rendimiento físico y el rendimiento intelectual de las personas. Los ciclos tienen un tiempo determinado, por ejemplo en el caso del rendimiento físico, hay días en los que sentimos que podemos hacer más ejercicio del que acostumbramos sin sentir cansancio. Lo mismo para el ciclo de capacidad intelectual, sin duda hemos tenido días brillantes y otros que no sabemos ni dónde dejamos las llaves de la casa que “traemos en la mano”.

Volviendo al tema de la maternidad apurada por el reloj biológico, en el caso de las mujeres, el reloj avisa más contundentemente a partir de los treinta años, quiere decir que su cuerpo está listo para procrear. Estos avisos son inevitables a pesar de las decisiones firmes que se hayan tomado al respecto. Es decir, que aún cuando la mujer haya decidido que no quiere ser mamá, de cualquier forma su mente y cuerpo la pueden hacer cambiar de opinión. Desde luego también influye en gran medida el tema social, los cuestionamientos y los juicios. La presión social debería ser el último factor para querer tener un hijo, sin embargo en muchos casos es lo que más influye.

Cada quien lo vive de distinta manera y las razones para tener hijos son muy personales, sin embargo en mi opinión lejos de sentirse presionada o presionado por motivos de “tiempo” uno debe pensar muy bien qué sentido tiene o busca con traer niños al mundo.

Escrito por: Regina Kuri

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