Bienestar

La sexualidad en la tercera edad

El deseo sexual no tiene caducidad. Tenemos la creencia de que con el paso del tiempo, quizá después de la menopausia, la vida en pareja ya no será la misma y no será posible disfrutar del sexo. Sin embargo, los impedimentos para disfrutar la vida sexual en la tercera edad son más una cuestión de ideas arraigadas que de limitantes físicas.

Alcanzar la llamada tercera edad, que se considera a partir de los 60 o 65 años, no es motivo para dejar de disfrutar a la pareja. Por supuesto, los años han pasado y hay cambios tanto en el organismo del hombre, como de la mujer y es posible que haya dificultades, la erección puede tardar más en llegar o el orgasmo puede durar menos; sin embargo, esto no debe desalentar a las parejas que  todavía deseen disfrutar de su sexualidad.

La sexualidad no sólo se trata de la penetración; las caricias, las palabras, el juego, las miradas y la intimidad son importantes. La búsqueda de esas muestras de afecto, esas caricias, la mirada cómplice y el deseo no se desvanecen con la edad. De acuerdo con el sexólogo clínico Adrián Sapetti, con el paso del tiempo la estimulación adquiere una mayor predominancia. Y si bien, los años cambian la forma de vivir la sexualidad, no implica que sea malo o antinatural.

Hemos asociado por mucho tiempo al envejecimiento con la pérdida del deseo sexual, y si bien hay factores que pueden influir, tales como el consumo de medicamentos o las enfermedades, lo cierto es que el deseo es natural y no debemos permitir que los tabús y prejuicios impidan el disfrute de una vida en pareja plena.

La disposición a seguir disfrutando de una vida sexual activa dependerá de la forma en que se haya vivido antes la sexualidad. Cuando los hijos se han ido y la jubilación ha llegado, llega quizá la oportunidad de volver a disfrutar a la pareja en todos los sentidos, los viudos y divorciados también pueden volver a encontrar el amor. Es necesario eliminar los prejuicios y si existe alguna duda o preocupación, siempre es posible consultar un médico.

Escrito por: Elena Pedrozo

 

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