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La ley del hielo y sus consecuencias

leyhielo2Escrito por: Brenda Díaz

Dentro de las familias mexicanas, y varias latinoamericanas, la violencia más común pero menos considerada a pesar de su devastador efecto, es la conocida como “ley del hielo”. A pesar de que es dentro de nuestra familia donde aprendemos las primeras herramientas para comunicarnos, también suele ser el lugar de más difícil entendimiento.

Esto se debe a múltiples factores como diferencia de personalidad, de edades, de intereses, una poderosa carga emocional y por si fuera poco no estamos acostumbrados a cuidar la relación con nuestra familia, después de todo ¿Qué va a hacer, dejar de ser mi hermano, madre, hijo, prima, etc.? Sin embargo, no nos damos cuenta que nuestras actitudes pueden deteriorar la confianza e incluso la autoestima de nuestro familiar y la nuestra propia, ya que suele afectar profundamente, porque somos familia y se supone que debemos protegernos.
En mi familia la ley del hielo solía ser algo común, afortunadamente eso ya quedó atrás, pero no fue nada fácil. Fue después de que, durante un año, dejé de hablar con mi hermano, aunado a que tuve un problema con mi mamá y nos dejamos de hablar como dos meses, mi papá por motivos laborales vive lejos, como en ese entonces yo vivía sola y tenía mucha presión laboral, realmente me sentía muy sola y deprimida, incluso llegué a cuestionarme si valía la pena seguir viviendo. Ahora me parece realmente absurdo que fuera más grande mi orgullo e incapacidad de intentar escuchar, que la madurez y sensatez para buscar a mi familia y como adultos hablar, por mi propio bien.
Pero todavía había un poco de prudenciaEl que busca no es más debil, al contrario es el más valiente, más maduro y más sensato, date la oportunidad de ser tú en mí, así es que lo primero que hice fue buscar a mi papá, para hablar sinceramente y sin chantajes, contándole lo que sentía, simplemente para desahogarme. Él me hizo ver que alguien tenía que tomar la iniciativa, así es que mi segundo paso fue reconocer todas las cosas buenas que tienen mi hermano y mi mamá, recordar todo lo bueno que habíamos vivido juntos, lo mucho que los quiero y tratar de entender el porque de su actitud, lo que me permitió ser objetiva, tomar una actitud humilde, sincera y receptiva para acercarme a mi familia y platicar, identificando los resentimientos acumulados y como resolverlos, los intereses de cada quien, eso a su vez  me dió la oportunidad de reconocer los errores cometidos, dejar a un lado el egoísmo, hacerles ver lo mucho que me importan y que yo también me sentía lastimada, pero deseosa de hacer las cosas bien y fortalecer nuestra relación. Y hoy, la tranquilidad y ganas de vivir que tengo, en parte, son consecuencia de la relación sana que llevo con los míos.
La buena comunicación y la actitud de negociación, es decir, el escuchar y plantear nuestra posición sin rencores ni chantajes, sabiendo que ambas partes deben ganar, permiten la comprensión, el respeto, la unión, el sentimiento de satisfacción de las partes involucradas, el conocimiento, la confianza,  la empatía, muestran la inteligencia de quienes las practican y permiten una convivencia sana y sobre todo nos da tranquilidad y nos acerca a la felicidad, la ley del hielo es todo lo contrario, es decir destruye, hiere, aleja y lo peor es que nadie gana.
El ignorar a una persona y darle a entender que es como si no existiera, además de que demuestra poca madurez y falta de inteligencia emocional, no resuelve nada, al contrario pone más obstáculos para futuras situaciones.  Daña a ambas partes, hiere la confianza, genera soledad, resentimiento, ataca el autoestima, produce intranquilidad continua y actúa como un entrenamiento emocional que fomenta la  incapacidad para salvar obstáculos, porque se sigue enganchado en el problema y a nivel físico se producen químicos que deterioran el organismo y a la larga producen enfermedades.
No hay mejor triunfo que en donde ambas partes ganan. No hay mayor muestra de inteligencia que escucha, negocia y resuelve.  
Es cierto, no es fácil, porque alguna de las dos partes debe tomar la iniciativa, pero alguien tiene que ser el líder de la situación y ser el primero. El que busca no es más debil, al contrario es el más valiente, más maduro y más sensato, date la oportunidad de ser tú y si aún no te atreves, primero hazle llegar este artículo y después búscale.
 
Escrito por: Brenda Díaz

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