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Trucos para no gastar de más en el súper

trucos-para-no-gastar-de-mas-en-el-superCuando vamos al supermercado, no estamos conscientes de todas las estrategias que implementan los expertos para que compremos por impulso. Te presentamos algunas de las más comunes para que no caigas en su trampa.

Todo está estudiado al milímetro. Desde la entrada al establecimiento, a la derecha porque es el lado por el que solemos caminar, hasta la música ambiental: si su ritmo es acelerado nos incita a comprar más rápido y, por tanto, se utiliza en horas punta; cuando el centro está más vacío, es lenta y relajante.

También la luz tiene su porqué: cálida y brillante en la zona de frutas y verduras porque mejora su presencia y las hace más apetecibles; y fría donde se encuentran los productos de limpieza porque da sensación de pureza.

Y nada está colocado al azar: las marcas blancas u ofertas se sitúan siempre junto al producto más caro, para que se note la diferencia de precio.

Los básicos , al fondo. Todo el mundo compra alimentos estrictamente necesarios, como el pan y los huevos, o perecederos. Por eso se encuentran al fondo del súper: para llegar a ellos tendremos que recorrer gran parte de la superficie y, por el camino, quizá cojamos alguna cosa que nos llame la atención y no estaba en nuestra lista.

Busca, Compara… y escoge el mejor precio. Los televisores están encendidos para que se pueda apreciar in situ la calidad de la imagen de los diferentes modelos y, también, para captar nuestra atención. Se ordenan también según su precio. Los que encontramos primero siempre serán más caros y así, al llegar al último, el más asequible, nos parecerá que está fenomenal.

El lugar más llamativo y más deseado por las marcas. Las cabeceras de los lineales son muy valoradas por los fabricantes porque resaltan fácilmente. A veces pagan por colocar sus productos en ellas, sobre todo cuando se trata de novedades. El establecimiento suele poner aquí también las ofertas, destacadas con letreros rojos y amarillos (muy vistosos). Pero, en muchas ocasiones, se aprovechan para ofrecer packs de varios productos que interesan por el motivo que sea, a un precio que no supone ningún ahorro para el consumidor.

El ojo que todo lo ve (y estudia). Las cámaras de seguridad no sirven sólo para evitar robos (que, por cierto, han aumentado con la crisis); también se utilizan para observar y estudiar el comportamiento del consumidor mientras recorre el comercio y hace la compra. Las imágenes se graban y, después, se analiza ante qué productos se han detenido más tiempo los clientes, por ejemplo.

Simulando un ambiente íntimo. La zona de las bebidas alcohólicas suele tener una luz tenue para asemejarse a la que podría iluminar un bar. En los vinos, imita el ambiente de una bodega. En la zona de los refrescos, las marcas más vendidas se colocan siempre al final, porque así estamos obligados a pasar por delante de otras bebidas menos comerciales.

Cuanto más grande sea el carrito, más nos animaremos a comprar para llenarlo. Además, es habitual que se tuerzan hacia la izquierda, lo cual nos obliga a manejarlos con dicha mano, y así tenemos libre la derecha para coger los productos.

Caprichos de última hora. Las cajas son, obviamente, lugar de paso obligado. Por eso nos ponen ahí cosas que normalmente no buscamos pero son tan apetecibles que, ya que están, las cogemos: chicles, caramelos, juguetitos a la altura de los ojos de los niños, etc.

Escrito por: Campanilla

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