Cuando hablamos de perder peso un consejo recurrente es bajarle a los carbohidratos y grasas, mientras que las proteínas parecen no tener consecuencias. Precisamente por eso muchas dietas están centradas en un alto consumo de proteínas, ya que al reducir o eliminar nuestra principal fuente de energía –carbohidratos – nuestro organismo se ve obligado a quemar las reservas. Pero ¿qué tan buenas o malas son este tipo de dietas?
Se trata de una dieta efectiva, sí, pero no es sostenible. El organismo requiere todos los nutrientes para su buen funcionamiento y cuando no le damos lo que necesita, vienen las consecuencias. Problemas como estreñimiento, halitosis y cansancio constante, son solo la superficie de lo que pasa cuando excedemos nuestro consumo de proteínas y no tenemos alimentos de otros grupos para brindar un balance a nuestra comida.
Al procesar las proteínas el organismo genera sustancias como amoníaco y ácido úrico que pueden resultar tóxicas para el organismo; el hígado tiene entre sus funciones procesar estas sustancias para que no nos hagan daño, pero cuando nos excedemos en las proteínas resulta más difícil procesar estos amoniacos lo que se manifiesta en dolores de cabeza e incluso nauseas.
Pero no sólo eso, el ph de nuestro organismo se ve alterado pues cuando centramos nuestra alimentación en un solo grupo alimenticio –en este caso proteínas– nuestro organismo no tiene otras sustancias que le permitan el balance como lo haría la fruta, que produce sustancias alcalinas para contrarrestar
Las personas que consumen proteínas en exceso, también pueden tener problemas para asimilar el calcio, pues el exceso de proteína aumenta los niveles de fósforo, lo cual
Cabe mencionar que es posible tener una dieta alta en proteínas sin darnos cuenta. Es probable que hayamos decidido reducir nuestro consumo de carbohidratos para bajar de peso, pero lo más recomendable es consultar a un experto sobre la mejor forma de bajar de peso sin poner en riesgo nuestra salud.
