Bienestar

Trucos para implementar nuevos hábitos diarios.

Si leéis algún blog de productividad (y el mio no lo es, que tengo muchas más cosas para perder el tiempo aquí que las que enseño para no perderlo ;)) veréis que hay un tema que se repite en el 99% de ellos: “Cómo establecer nuevos hábitos o rutinas para cualquier cosa que queramos en la vida”. Este tema parece poco importante, pero al final, si queremos cambiar algo de nuestra vida es mucho más fácil seguir un método que intentarlo así sin más (aunque a veces funciona, lo confieso).

 

En un blog de esos que hay por ahí y que no he sido capaz de encontrar leí una vez un post que decía que hay una regla no demostrada que dice que para asimilar un nuevo hábito hay que repetirlo al menos durante 45 días.

Una vez conseguido ese paso, es mucho mas fácil no olvidarnos de él, porque está incorporado en nuestra rutina diaria.

No se si serán 35, 45 o 145 días, pero si está claro qué la única forma de convertir algo en un hábito es empezar a hacerlo de forma continuada, empezando desde ya mismo.

 

Para conseguir esto hay seguir una serie de reglas/ayudas/trucos que van a hacer más fácil lograr el objetivo. Los 10 que yo uso son:

 

1.- Alarmas o recordatorios de algún tipo. Me ayudan a no despistarme en el día a día sobre todo los primeros días del nuevo hábito. Luego hasta resulta molesto, pero lo mantengo durante unos 15 días más hasta que lo tengo perfectamente asumido. Se puede usar un despertador, una alarma del teléfono, un email envíado a nosotros mismos al final del día, una tarea que se genere en nuestro sistema de gestión del tiempo, lo que sea que nos recuerde en el momento preciso que debemos romper la rutina establecida y empezar algo nuevo.

 

2.- Nunca intentar implementar más de un nuevo hábito cada mes. Hay que focalizar. Quien mucha abarca poco aprieta dice el refranero popular, y gran razón tiene. Yo he intentado hacer más de uno al mes de diferentes tipos, hacer deporte y comer más sano, y la verdad, no me ha funcionado. Quizás otros puedan hacer varios cada vez. Yo no.

 

3.- No saturarte. A ver como explico este punto sin liarme. No puedes ser un robot. Tus días no pueden estar escritos desde la mañana a la noche, hay que dejar tiempo a la libertad de acción durante un día. Por supuesto que seríamos muy productivos si tenemos todas las horas del día con acciones y programadas, pero eso no va a pasar. La rutina no es una tarea diaria, es algo que debe incorporarse a tu vida de forma natural. Si programas una semana desde las 8 de la mañana hasta que te acuestas, lo primero no lo vas a cumplir y si lo cumples, vas a necesitar un tiempo de relajación en algún momento. Mi cabeza necesita momentos sin programar, en los que no hay nada que hacer, para poder llenarlos de cosas, ser creativo, pensar, descansar, o simplemente no hacer nada, algo muy necesario y difícilmente convertible en rutina.

 

4.- Elegir un hábito que realmente queramos cumplir. No porque otros nos digan que es estupendo, si no lo creemos nosotros y nos convencemos de que tenemos que hacerlo no lo haremos nunca. Si mañana leemos que hacer yoga es estupendo y nos apuntamos a clases para luego no ir, perdemos tiempo y dinero. Hay que hacerlo concienciado de que es algo que queremos hacer y que va a suponer algo bueno para nosotros.  Lo cual enlaza con la siguiente regla:

 

5.- Motivación. Para mi, cada nuevo hábito tiene un sentido dentro de un objetivo global. El objetivo global mantiene viva la motivación y es lo que intento recordar cada vez que la pereza ataca para evitar que cumpla mi propósito. Comer fruta diaria o salir a correr pueden ser hábitos dentro del objetivo global de mejorar nuestra salud, adelgazar, etc.  Cada vez que no apetece salir a correr en invierno, es bueno recordar por qué lo hacemos para dar ese pasito que diferencia quedarse en casa o cumplir un día más con nuestro objetivo. Al final, es todo un tema de motivación personal.

 

6.- Compartirlo. Comentárselo a la familia, amigos, compañeros de trabajo, etc. . La presión social hace maravillas, y cuanta más gente sepa que cada día vas a (por ejemplo) salir a correr 30 minutos, seguro que al día siguiente en el trabajo alguien te pregunta como vas con ello. Y si no hay presión social, también motiva poder mostrar a los demás como cumples con los objetivos. Incluso puede que encuentres nuevos compañeros que se animen contigo a ese nuevo reto.

 

7.- Tener un objetivo claro. No puede ser adelgazar. O hacer ejercicio. Debe ser algo concreto: correr 15 minutos, comer fruta en cada desayuno y cena, lo que sea, pero que sea medible y fácil de valorar cuando lo hemos cumplido.

 

8.- Empezar con metas accesibles. No pretendamos que el hábito sea correr 30 kilómetros al día de repente, no lo vamos a cumplir. Ya podremos ir modificando nuestros hábitos a medida que vamos logrando etapas, pero debemos conseguirlas para poder motivarnos a continuar. Empezar con poquito es algo importante.

 

9.- Disfrutar de los resultados. Es el secreto de que el hábito se convierta en rutina, nos tiene que aportar algo que compensa el esfuerzo que supone, ya sea salud, bienestar físico o simplemente mental o relajante. No se trata de castigarse, se trata de hacer grandes cosas de poco en poco. Es el premio que nos damos por el trabajo bien realizado.

 

10.- Empezar ya mismo. Hoy. Lo peor que podemos hacer es decir: ” el mes que viene empiezo, todavía no estoy preparado, tengo que pensarlo, etc.” Excusas. Algunas serán buenas excusas, pero son excusas.

 

Un apunte que viene a mi cabeza ahora mismo: estas reglas son genéricas, con cada hábito nuevo, las reglas cambian para adaptarse a la naturaleza de lo que estamos intentando implementar, pero más o menos a mi si que me funcionan. Otro día os contaré los hábitos que, o bien he empezado a implementar en mi vida (con mayor o menos éxito) y los que tengo en mente pero que no hago hoy por no romper la regla número 2. ¿qué trucos utilizas tú para cambiar tu rutina diaria?

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