Viajes

Viajar en tiempos de crisis

Viajar, pero con ingenio

- Imagen: Andrew Magill -

Parece difícil que con la que está cayendo alguien piense siquiera en la posibilidad de hacer una escapadita turística. Crisis por aquí, despidos y recortes por allá... Pero lejos de dejar de viajar en seco, los españoles dan la espalda a la coyuntura económica actual optando por nuevas fórmulas y hábitos a la hora de programar un viaje. La crisis no esquiva ya a ningún sector empresarial, y menos aún al turístico que, en un intento por reflotar el año, lanza ofertas imponentes para animar a los consumidores.

Una forma de actuar muy similar a la de algunas compañías aéreas que operan en nuestro país. Promociones en las que se anunciaba que Iberia se apretaba el cinturón lanzando dos millones de plazas a precios irresistibles o la de Vueling en la que se pregunta "dónde está la crisis" poniendo a la venta un millón de plazas desde 30 euros son tan sólo algunos ejemplos. Y es que parece que las ganas de viajar y de conocer mundo no entienden de crisis. A lo largo de 2008 se realizaron en España alrededor de 169 millones de viajes, lo que supuso un crecimiento del 7% con respecto al año anterior. Eso sí, ganaron por goleada los destinos nacionales frente a los internacionales. El alojamiento estrella: la casa de familiares, amigos y las segundas viviendas en el campo o en la playa, según el Instituto de Estudios Turísticos (ITE). Con las vacaciones de Semana Santa a la vuelta de la esquina, la imaginación, el ingenio y la planificación son claves que hay que tener en cuenta para organizar unas vacaciones de "low cost" o bajo coste.

  • Autor: Por ROSA CUEVAS



- Imagen: Andrew Magill -

Los gastos de alojamiento son, junto a los costes del desplazamiento, los elementos que requieren una mayor partida presupuestaria a la hora de planificar cualquier salida. Y es en este punto donde la previsión y la antelación pueden jugar a nuestro favor y conllevar un recorte presupuestario importante, sobre todo si el tipo de alojamiento que se va a elegir es el hotelero.

¿Dónde dormimos?

La gran mayoría de cadenas hoteleras que funcionan en nuestro país ponen a disposición de sus clientes las tarjetas de fidelización. En la práctica, casi todas se pueden emplear de dos formas: o acumulando puntos cada vez que se pernocte en cualquiera de los establecimientos de la red, que al llegar a una cantidad establecida se canjean por una noche de estancia; o bien pagar un importe fijo para obtener algunas de estas tarjetas y que en los siguientes usos se traduce en descuentos de entre el 10% y el 15% sobre el costo total, o sobre los gastos de desayuno o manutención. Antes de solicitarlas, conviene analizar el número de viajes que se realizan a lo largo del año para saber si compensa. Además, se recomienda igualmente leer con antelación las condiciones de uso ya que algunas de estas tarjetas son inutilizables en determinadas fechas o épocas, que coinciden con días en los que la gran mayoría de los mortales tiene vacaciones.

Los albergues, situados en pleno centro de las ciudades, son una alternativa barata a los hoteles

No siempre los hoteles y sus estrellas son la única opción de alojamiento; los albergues o "youth hostels" son una alternativa más económica. Su ubicación, casi siempre en el centro o en la parte histórica de las ciudades en las que se encuentran, permite a los consumidores ahorrarse buena parte del presupuesto destinado a cubrir los gastos en transporte urbano. Además, la gran mayoría de estos establecimientos pone a disposición de los usuarios una cocina común, con menaje y cubertería incluidos, en la que los huéspedes pueden cocinar sus propios menús con el importante ahorro que conlleva no comer en restaurantes durante la estancia. No se trata de dormir en habitaciones comunes con 10 ó 14 personas, pues muchos de estos albergues han dado un giro a sus planteamientos iniciales y casi todos ofrecen habitaciones dobles, triples e incluso familiares para viajar con niños cuyos precios están por debajo de los de la oferta hotelera. Por si fuera poco, la gran mayoría de los albergues realiza descuentos a los titulares del Carné Joven Internacional, del de Estudiante y del de Profesor Internacional, que se pueden tramitar en las oficinas de Juventud de cada Comunidad.

Aún más barato

Si lo que se busca es una opción de alojamiento realmente barata con la que escapar de la crisis esa es la del intercambio de casas. ¿Las ventajas? El ahorro en hotel, en gasto de comidas fuera de casa, y la posibilidad de contar con un coche para desplazarse por la zona, si en el acuerdo entre las dos partes entra también el intercambio de los vehículos. El sistema es sencillo: prestas tu casa y te prestan la suya durante el tiempo que estés de viaje; aun así, conviene informarse en profundidad sobre las condiciones del intercambio. Cada vez hay más páginas web de clubes de intercambio de casas, y a través de ellas se puede contactar con la otra parte o poner un anuncio ofertando la vivienda, y esperar a los posibles candidatos. La precaución y el sentido común a la hora de negociar entre ambas partes son la clave para que esta fórmula de alojamiento resulte exitosa.

Hay comunidades virtuales en las que se pone a disposición de otros miembros un hogar en el que alojarse, sin ningún coste establecido

En la misma línea se encuentran alternativas como las de los clubes de hospitalidad internacionales como las de Hospitality Club o Couch Surfing. Se trata de redes sociales o comunidades virtuales en las que las personas dadas de alta ejercen de anfitrionas poniendo a disposición de otros miembros un hogar en el que alojarse, sin ningún tipo de coste establecido. Basta con darse de alta en la comunidad para iniciar las "conversaciones" con los posibles anfitriones. Es importante saber que no se trata de un intercambio de casas, y es que si no se desea o no se puede, quien ha disfrutado de esta fórmula y ha sido alojado en una de las casas de estas redes no tiene por qué ejercer de anfitrión. Pero, es aquí donde entra el sentido de generosidad y solidaridad de cada uno.

Escrito por: F. Eroski

Autor: Consumer.es

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