Bienestar

La moneda tiene dos caras

Cada vez que escucho historias como ésta, me percato que somos más complicados de lo que pensamos.                                                                                   
Aída es una mujer de edad mediana, con un estilo elegante, sus movimientos refinados, su tono de voz pausado. Nos haría deducir que es una persona que nació con cierto linaje, posiblemente en una familia un tanto estirada. Pero por el contrario, sus padres son sencillos, poseen y trabajan en su propio rancho ubicado en el estado de Veracruz. Su ex esposo también tiene ranchos, quien por ser trabajador y visionario, con el paso del tiempo logró alcanzar un alto nivel adquisitivo. Entonces compraron una residencia en el pedregal y lo que conlleva, muebles de lujo, etc.


Mientras Aída se adaptaba a su nuevo estilo de vida con gran rapidez se hizo de nuevas amistades enalteciéndose, mientras que Román se alejaba cada vez más de su hombre ideal. Ella suspiraba por esos hombres empresarios, egresados de universidades, vestidos con trajes de marcas famosas y costosas, y con sus lentes finos. Provenientes de familias renombradas de la alta sociedad, con apellidos distinguidos. Para ella, su esposo ya carecía de atributos para pertenecer a este mundo.
Se terminaron divorciando Aída, por supuesto, exigió lo más que pudo: una buena pensión, inmuebles, y Román le concedió todo. De esta manera con su nuevo status de divorciada se involucró con un hombre, quien supuestamente se acercaba más a sus expectativas. Era citadino de familias de nombre, con carrera de gustos refinados, y la verdad bastante junior y más blof que otra cosa, por cierto nada jovencito. Y entre sus pertenencias, él alardeaba de un yate más viejo y destartalado, el cual terminó casi regalando, pues no tenía Existen mujeres deslumbradas por valores actuales producto de una sociedad en donde la belleza es etéreapara sus gastos. Aunque eso sí, lo tenía para conquistar a mujeres como Aída.  
Aída estaba muy contenta presumiendo su nueva relación, el llamado Niky, con el tiempo le propuso la compra de una casa, ella aceptó y se mudaron para vivir juntos. Y más pronto de lo que se dio cuenta, ya lo estaba manteniendo. Se percató de ello hasta que los fueron a embargar. Aída se cayó de su sueño al darse cuenta de que la habían estado utilizando. Se hizo presente la cruda realidad terminando con Niky. Ella se cambió a otra colonia residencial, ahora anda con un hombre mucho menor. Aída asegura que nadie le volverá a ver la cara. Yo no estoy tan segura, además ahora está obsesionada con su físico, de modo que se hace masajes, cirugías plásticas, etc.        
Al observar a Aída existen mujeres que dejan a hombres que valen la pena, deslumbradas por valores actuales producto de una sociedad en donde la belleza es etérea y las marcas están sobrevaloradas. Muchas personas se preocupan por elaborar una alta imagen basándose  en la apariencia, dándole a ella un excesivo cuidado junto con la adquisición de bienes materiales, parejas, etc., con lo cual en la mayoría de los casos tarde o temprano se dará una crisis existencial. Algunas se quedan solas, quebradas o con un enorme vacío interior, pues estaban muy ocupadas en el exterior, lo que conocemos en parte como ego.       
Afortunadamente cuando sabemos de este tipo de historias, tomamos consciencia de que existe gente que vive en el absurdo. Tal vez tu historia tampoco es perfecta, simplemente  deja de ser tan superficial. Y de una u otra forma puedes ir enriqueciéndola trabajando primero en tu desarrollo interior. Para que éste se refleje en tu exterior acorde a un YO más armonioso sin la necesidad de tanta fachada hueca. Entonces descubre todo lo grande que eres.

 

Por Perla Arbide

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