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La importancia de sabernos comunicar

comunicarokCambia tu manera de relacionarte

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uchas veces nos preguntamos por qué no podemos llegar a acuerdos con nuestros seres queridos (hijos, pareja, padres, hermanos, etc) o simplemente con las personas que nos rodean, con las que tenemos charlas triviales o con las que queremos cerrar un negocio. Y nos preguntamos si ¿es que hablamos un idioma distinto a otras personas?, la respuesta a esta pregunta es “sí” en muchos de los casos.

El comunicarnos de una manera incorrecta trae consigo problemas en casa, en el trabajo, el alejamiento de alguien importante en nuestra vida o mucho enojo o tristeza.
Cuando somos pequeños y adquirimos el lenguaje en casa, aprendemos también la manera en que  utilizaremos ésta herramienta en nuestra vida futura, y no sólo me refiero al lenguaje con palabras sino también al lenguaje corporal, que ocupamos durante todo nuestro día, aún cuando nuestra boca permanezca cerrada, y que éste lenguaje corporal refleja la mayor cantidad de información que reflejamos al mundo de nosotros mismos.
El cómo nos comunicamos es un aprendizaje que se da por “tradición familiar”, es como si lo heredáramos, pero tenemos la posibilidad de modificarlo si es que no nos está funcionando en nuestra vida actual.
Para que una persona pueda tener una buena comunicación con los demás, es necesario que tenga cierta madurez y sobre todo buena autoestima Si los mensajes de cada uno de los padres o miembros de la familia del niño no fueron claros y fueron contradictorios, el niño aprenderá a comunicarse de ésa misma forma.
¿Cómo lograr enviar los mensajes correctos de lo que queremos expresar a las demás personas? Esta pregunta no es tan difícil de responder, sin embargo implica observarnos a nosotros mismos, saber exactamente lo que queremos transmitir y para qué.
Para que una persona pueda tener una buena comunicación con los demás, es necesario que tenga cierta madurez y sobre todo buena autoestima, además de ser una persona que reconoce que sus elecciones o decisiones tomadas son suyas y por lo mismo aceptará la responsabilidad de lo que impliquen.
Para comunicarme bien, lo primero es pensar qué es lo que quiero transmitir y saber a quién está dirigido el mensaje, seguido por comunicárselo a la persona correcta, a la persona que queremos que se entere de lo que queremos, a esto le llamamos comunicación directa. Cuando comenzamos a triangular la información se convierte en un “teléfono descompuesto” en el que jamás llegará el mensaje a su destinatario correctamente. Es necesario saber escuchar también y confirmar lo que nos quieren decir. Es común que pensemos por los demás y sintamos por los demás. Así que “suponemos que dijo, pensamos que sintió, sabemos que lo que quiso decir fue…”. O por lo contrario, que pensemos que los demás tienen la magia para leer nuestra mente y sentimientos, y entonces: “ya sabe lo que quiero por eso no se lo digo…, él sabe que me lastimó…, sabía que yo quería… (sin decírselo antes), etc. A esto le llamamos comunicación no clara.
Consideremos que la persona que habla es un ser distinto a nosotros, con diferente pensamiento, comunicación y sentir. Entonces, por qué no detenernos un momento a realmente expresar lo que queremos en forma clara y directa. Considerando que con estas diferencias de pensamiento tenemos que ser tolerantes y empáticos, sobre todo con lo que “siente” el otro.
No es fácil cuando tenemos un chip de comunicación errónea que hemos utilizado durante toda nuestra vida, pero poco a poco a través de ensayos y de ser necesario de ayuda profesional se adquieren técnicas para negociar abiertamente el dar, recibir y verificar el significado de la comunicación entre uno mismo y el de los demás, logrando una forma diferente de relacionarnos con el mundo.

Escrito por: Iliana L. Gallegos - Psicóloga

Foto: jessparkit

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