Bienestar

Cicatrices emocionales

quienecesitaterapia¿Quién necesita terapia?

Escrito por: Claudia Villar
Siempre me resulta divertido hacer esta comparación: Imagina que estás en una reunión social (cumpleaños del sobrinito, bodas de plata de tus tíos, bautizo de la hija de tu mejor amiga… no importa cuál, siempre es una oportunidad de conocer gente nueva) y tú eres una dentista...

Estás disfrutando de no tener que ver dientes con caries, gingivitis, ni ponerte tapabocas, lo cual te recuerda que tu misma tienes una pequeña caries que no has tenido tiempo de atenderte. Pero hoy, hoy es un día que tomaste libre para estar con tu familia o amigos y poder escuchar temas interesantes o simplemente para poder bailar y criticar los atuendos del resto de los invitados o ponerte al corriente del último chisme de la tía Chonita quien está saliendo con un tipo 20 años menor que ella, así que decides que las bocas de tus pacientes y la tuya esperarán hasta el lunes que ya haya pasado la cruda que pretendes tener por desvelarte, brindar y divertirte. Ah, pero llega la hora de la comida y el silencio de la mesa se vuelve incómodo, así que para romperlo, comienzan las preguntas de socialización y reconocimiento, ¿A qué te dedicas? Y tú respondes, soy dentista. ¿Crees que en ese momento en que tiene medio bocado de pavo en la boca te diga algo como:- “ah, qué bueno saberlo, porque fíjate que yo creo que necesito un dentista urgente-”? ¿Qué? Bueno ni imaginarlo, y menos aun que en ese instante abra la boca y pretenda que revises su muela del juicio. ¿Cierto?
Bueno, pues eso es más o menos lo que ocurre cuando la gente me conoce y pregunta por primera vez: ¿Crees que necesito terapia? Y aun no me dejan responder cuando ya me ensañaron (una plática de mínimo 15 minutos) sus cicatrices emocionales. Y lo mejor aún es que me piden que no los vaya a psicoanalizar porque sería muy incómodo.
Quizá cuando comencé mis prácticas me resultaban desgastantes estos episodios continuos. Pero después de revisar mis propias caries, no, perdón, cicatrices emocionales, ahora lo tomo con mucha filosofía y hasta agradecida me siento de saber que por lo menos aun existen las personas preocupadas por su salud emocional o la de sus seres queridos.
Usualmente invito a todas las personas que tienen estas dudas (y que evidentemente tienen problemas) a ir a una consulta privada en donde el ambiente sea el correcto para decidir si quiere continuar con una terapia. Pero ¿crees que van a esa primera consulta? No, a la mayoría les atemoriza tener que quedarse (como si la terapia fuera en un hospital psiquiátrico) a extenuantesHoy, con la psicología moderna, es mucho más dinámico el proceso y los resultados pueden apreciarse desde la primera sesión sesiones. Aquí me surge siempre las preguntas retóricas: Entonces ¿Para qué deseaban saber mi opinión? ¿Fue sólo para ahorrarse el costo? ¿Acaso yo consulto así al Arquitecto que conocí en el antro? ¿Podré ahorrarme una lana si en la próxima boda busco a un dermatólogo para preguntarle por la irritación que tiene mi esposo en la espalda desde hace 10 años?
Pero, hoy quiero compartir contigo un dato interesante. TODOS, absolutamente todos tenemos cicatrices emocionales, en mayor o menor medida, todos hemos experimentado problemas en nuestras relaciones con nuestros padres (si, ahí en la infancia que suele ser traumática para muchas personas). Es preocupante ver como vivimos estresados todos los días (ahora en la vida adulta) por cuestiones de dinero, trabajo, status, competencia, soledad, ansiedad, violencia, etc. ¡Y ahí no acaba!, ahora resulta que los niños (5 a 12 años) viven con un nivel de estrés parecido al que nuestros abuelos o padres tenían a los 35 o 40 años de edad. ¿Por qué? Porque nosotros mismos nos vimos rebasados como padres y como sociedad. Que si tus hijos no van al Tec, no será alguien en la vida; que si no habla inglés, ya no tiene buenas oportunidades; que si no maneja la computadora, iphone, x-box, no chatea en facebook y no tiene cuenta en twitter, nadie sabe ni que existe; claro, también debe de tocar algún instrumento musical, practicar deporte y nunca olvidarse del celular para que tú, papá o mamá, no estés preocupado porque ya le explicaste 100 veces que ahora matan niños inocentes en Juárez y que los zetas tienen tomado a nuestro país.
¿Qué dije? Ah si, escribir esto siempre me lleva a revisar que en mi propia casa tengo 2 hijas de quien soy responsable y que por muy psicóloga que sea, sigo teniendo temores de que ellas no puedan tener una vida feliz y tranquila.
Así pues, hoy me preparo para ir a curar cicatrices de las personas que asisten a terapia convencidas de que no estaban preparadas para el abandono por enésima vez de su pareja, o para ser padres de unos hijos que parecen autistas enfrente de la computadora, o para enfrentar la crisis económica que les quita el sueño cada noche. Yo misma, repito ejercicios para mi estabilidad emocional y trabajo en sanar mis cicatrices emocionales que guardo en el subconsciente y que me hacen reaccionar de forma mecánica, todo esto, mientras preparo los 2 siguiente talleres que daré.
La invitación a participar en terapias individuales es para todos. La psicología moderna comprende que no sirve de mucho pasar años en psicoanálisis tirados en un diván y con un psicólogo que se limita al pasivo papel de “oreja paciente”. Hoy, es mucho más dinámico el proceso y los resultados pueden apreciarse desde la primera sesión.

Escrito por: Claudia Villar
Psicóloga

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