Bienestar

Diferencia entre optimismo y actitud positiva

Pensar positivamente es un consejo que nos repiten constantemente, ver las cosas de forma más positiva.

Pero hay dos tipos de pensamiento positivo. Puede ser optimista acerca de lo que piensa o puede ser positivo respecto a lo que piensa. Lo uno es útil y lo otro peligroso. Desafortunadamente, la diferencia entre los dos es con frecuencia sutil y difícilmente se maneja directamente. El optimismo es creer que las cosas cambiarán para bien, aunque las evidencias digan lo contrario. El problema con esta clase de pensamiento es que aleja de la verdad. Y cuando nos alejamos de la realidad de la situación tomamos decisiones pobres y conseguimos malos resultados. Considera los siguientes casos de optimismo peligroso:
  • Seguir fumando por creer que no contraerá cáncer al pulmón.
  • Seguir con una relación rota porque considera que de manera mágica mejorará.
  • No ahorrar para su retiro porque cree que se ganará la lotería.
Es obvio que, en estos casos, creer que pasarán cosas buenas sólo impedirá que se busque mejorar. El optimismo sin fundamento es peligroso. A pesar de estos ejemplos, mucha gente (y muchos autores) argumentan que existen beneficios en engañarse al pensar que le sucederán cosas buenas. Esto ha creado mucha confusión sobre el pensamiento positivo y, en mi opinión, mucho de cinismo hacia el movimiento de auto-ayuda. Con frecuencia se citan los siguientes ejemplos:
  • Creer en sí mismo cuando nadie más lo hace, puede empujarlo a alcanzar grandes cosas.
  • El optimismo puede ayudar a continuar comprometido en una meta cuando no hay refuerzos externos.
En estos casos, estoy de acuerdo, el optimismo puede ser útil. El problema es que es imposible separar el optimismo genuinamente útil del optimismo peligroso. Una mentira es una mentira, no importa como le de la vuelta. Una mejor perspectiva a adoptar es una que muestre la verdad de la situación pero que le motive a trabajar duro. He aquí algunas perspectivas honestas pero que pueden ayudar.
  • Es mejor intentar y fallar que no intentar. Helen Keller tiene una gran frase que enmarca la decisión que enfrentamos de manera perfecta, "la vida o es una aventura audaz o es nada. Mantener nuestras caras orientadas al cambio y comportarnos como espíritus libres en la presencia de la fe es una fortaleza invencible."
  • Aprendemos de las fallas, no de los éxitos.
  • El propósito de tener metas es motivar a la acción. Tener metas no se trata de éxitos, se trata de sentirse inspirado y actuar. Aunque el éxito no esté cercano, se puede todavía trabajar, sabiendo que tu meta ha servido a tu propósito.
Éstas son unas pocas perspectivas, pero hay incontables más. El punto es que no necesitas mentirte para estar motivado. La visión realista de la situación debería impulsarte a tomar las mejores decisiones. Y esto sólo ocurre cuando se cultiva una genuina buena forma del pensamiento positivo. El optimismo es el pensamiento positivo sobre las cosas que pasarán. La actitud positiva, por otro lado, es ser positivo en la manera como piensa sobre las cosas. A diferencia del optimismo, una actitud positiva no invita falsedades. No pide que abandones tus capacidades de razonamiento para la toma de decisiones. Debido a que una actitud positiva se alinea con la verdad de la realidad, puedes ser tan positivo como quieras sin los peligros de sobre-confianza o arrogancia. La cita de Helen Keller que mencioné antes es un gran ejemplo. Al decir que la vida o es una aventura audaz o es nada, contrasta esta útil actitud con la perspectiva más común y derrotista de la vida. El pensamiento positivo no es sobre lo que piensas sino sobre como piensas. Si se es optimista con los resultados, a la larga se alejará de la realidad hacia el autoengaño. Si se es positivo con la actitud, se tomarán decisiones realistas que inspirarán a seguir adelante. Artículo original: Positive thinking (Scott Young)

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