Bienestar

¿Qué relación existe entre mente y cerebro?

¿Qué es la mente? ¿Son nuestros pensamientos? ¿Nuestras emociones? Hablamos de nuestra mente como una parte de nosotros pero al mismo tiempo ajena, percibimos en ella una especie de voluntad propia. Hablamos sobre nuestro subconsciente y cómo de pronto nos traiciona, decimos que con frecuencia que nuestros pensamientos corren libres sin que podamos controlar. Pero ¿es en verdad tan incontrolable? ¿Es posible no sólo controlar sino  utilizar nuestra mente a nuestro favor?

Lo cierto es que nadie sabe con precisión cómo funciona, pero lo que sí sabemos es que algo tan intangible como la mente puede tener un poderoso impacto en nuestro cuerpo y nuestra salud.

Nuestra mente puede modificar el cerebro. Nuestros pensamientos generan nuevas conexiones cerebrales y esto puede favorecer a nuestra memoria. Técnicas como la meditación pueden ayudarnos a beneficiar casi todas las áreas de nuestro cerebro y puede sanar los daños que sufre nuestro cerebro por causa del estrés.

Etiquetar nuestras emociones puede ayudarnos a lidiar mejor con ellas –y evitarnos muchos problemas de salud–. Con frecuencia no sabemos lo que sentimos o lo ignoramos por evitar conflictos, no prestamos atención a nuestras emociones y estas se manifiestan en forma de malestares y enfermedades psicosomáticas.

Algo tan simple como definir si lo que sentimos es tristeza, enojo o frustración, nos ayuda a sentir más en control de lo que sentimos; no es sólo cuestión de nuestra consciencia, nuestro cerebro también lo procesa de mejor forma y los efectos físicos que tienen las emociones en nosotros tienen menor impacto gracias a esa consciencia.

La mente no sólo influye en nuestro cerebro, tiene impacto en el resto de nuestro cuerpo. Monjes tibetanos son capaces de elevar su temperatura corporal a través de la meditación. Los Yogis indios pueden reducir la frecuencia cardiaca a niveles casi indetectables gracias a su pensamiento e incluso es posible bloquear el dolor con la mente.

Puedes utilizar tu mente para favorecer la pérdida de peso, solo cambiando tu forma de pensar. Así lo probó un experimento conducido por la psicóloga Ellen Langer de la universidad de Harvard. En este se midieron los niveles de actividad física de las camareras de un hotel y encontró que a pesar del nivel de actividad física que su trabajo demandaba, la mayoría tenía sobrepeso.

Para comprobar si sus percepciones tenían algo que ver informó a la mitad de las camareras que con todo el trabajo de limpieza que hacían, estaban cumpliendo la actividad física que necesitaban para estar sanas; a la otra mitad no les dijo nada. Un mes después regresó al hotel y encontró que las que sabían esta  información habían perdido peso y estabilizado su presión; sin indicaciones de que las camareras hubieran alterado sus hábitos, la conclusión de la psicóloga fue que el simple cambio de mentalidad ayudó a la pérdida de peso.

Escrito por: Elena Pedrozo

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