Escrito por: Vivian Diller*
El otro día una paciente me pregunto qué pensaba del deseo de su hija de inyectarse botox. Me dijo que habían ido al dermatólogo por una cita de rutina cuando un proyector en la sala de espera empezó a mostrar imágenes de varios procedimientos anti-envejecimiento. “El video se repetía una y otra vez, con imágenes del antes y el después, así que no podías hacer otra cosa que verlo”, me dijo, como si explicara su interés en esos asuntos. Fue cuando se dio cuenta de que su hija también lo estaba viendo. Su hija tiene 16 años.
A la luz de las muertes de dos jóvenes mujeres sometiéndose a procedimientos cosméticos – una de 23 años recibiendo su sexto implante de seno, la otra de 35 en liposucción, junto con la reciente investigación demostrando evidencia de la potencial atrofia muscular con el uso repetido del botox, no fue difícil responder la pregunta de mi paciente. “Empezar con el botox a los 16 años no es una buena idea”. De hecho, le dije que ante el interés en procesos de anti-envejecimiento en una niña de su edad, era necesaria una discusión sobre lo que había detrás de esa solicitud. ¿Problemas de autoestima? ¿Preocupación por su cuerpo? ¿Miedo a envejecer?
La pregunta de mi paciente se quedó conmigo tiempo después de que ella dejo mi oficina, y empecé a pensar en los retos que enfrentan las jóvenes chicas – y chicos – hoy en día. ¿Por qué estaba esta adolescente – o para el asunto cualquier adolescente – pensando en líneas de expresión y arrugas? ¿Qué tan temprano comienza todo esto? Y me pregunté, qué es exactamente lo que estos jóvenes estaban tratando de evitar. ¿Eran las líneas finas y caídas leves imperfecciones que necesitaban ser reparadas? ¿O esos cambios presagiaban la inevitable vulnerabilidad que viene con la edad? A pesar de que sabemos que tan preocupadas están las mujeres en la mediana edad con los cambios visibles que perciben – y los extremos a los que pueden ir para resistirlos – tal vez no estemos tan conscientes de que tan lejos este miedo ha caído. Más importante aun, ¿tenemos que esperar a otra muerte resultante de cirugía plástica o ser testigos de los efectos desagradables del uso excesivo de procedimientos cosméticos como el botox para saber que somos una cultura en problemas?
Lo que sabemos es que las jovencitas (y los jóvenes) viven en una sociedad obsesionada con la juventud y la belleza. No pueden escapar de los mensajes que los bombardean en los medios acerca de la importancia de lucir más jóvenes, delgados, fuertes, mejorados y mejores. Hay reality shows que promueven todo tipo de transformaciones; “Extreme makeover”, “The Biggest Loser”, “The Swan”, y, uno de los más ofensivos, “Bridalplasty”. En ese show, del que ya he escrito, las jóvenes novias competían por la cirugía estética de su elección y sus cambios eran presentados a sus novios el día de su boda. El mensaje era claro, incluso en el día de la boda, la perfección, no el amor, era la meta. Y por supuesto durante esos programas (sorprendentemente un favorito de la población menor de 30) salían anuncios comerciales de non-stop ofreciendo su propia versión de soluciones anti-edad. Comerciales con hermosas, y por supuesto, actrices que lucen jóvenes, ratifican maquillajes, geles, cremas, y sí, Botox y Juverderm, productos que prometen revitalizar, revolucionar y transformar. Y mientras las niñas escuchan un poco de esto o aquello que tomará años para sus caras, los niños escuchan como pueden agregar años a su vida sexual. ¿Has contado el numero de anuncios sobre disfunción eréctil que son transmitidos durante un solo cuarto de un juego de fútbol americano? Para el último cuarto, los chicos deben sentirse exhaustos imaginando la potencia de larga duración, que les será demandada mientras envejecen.
Si ahora nos fijamos en el Internet, donde el crecimiento más rápido en marketing está tomando lugar, (y donde los niños pasan la mitad de su vida), encontramos que hay incluso más mensajes anti-edad invadiendo la psique de nuestros jóvenes. Los anunciantes en línea permiten a los espectadores remover líneas de caras con arrugas usando varitas mágicas y crear imágenes de perfección alterando virtualmente partes del cuerpo con el toque de un botón. ¿Cómo pueden los jóvenes distinguir entre lo que es real o no? ¿Lo que es posible o no? Con eso en mente, ¿qué hay acerca del monto de pornografía en Internet al que los adolescentes tienen acceso? – a pesar de nuestros esfuerzos por no permitirlo. Lo reconozcamos o no, están expuestos y están creciendo alrededor de mejorar todo digitalmente (o quirúrgicamente), en cualquier lugar. Agrega a eso el tipo de videos que mi paciente vio en lugares donde ni siquiera lo imaginabas - ¿y qué le están diciendo a nuestros niños?
Estas no son simples observaciones. Mientras que el número de procedimientos cosméticos se mantiene como el más alto entre las mujeres de mediana edad, los aumentos más pronunciados se encuentran entre mujeres mucho más jóvenes. Un cuarto de millón de adolescentes se han sometido a cirugía estética en el 2010 en los Estados Unidos únicamente (estos incluyen procedimientos para remodelar, reconstruir y aumentar). De acuerdo a un artículo en el New York Times, acerca del uso de inyecciones anti-edad, aproximadamente 12,000 entre 13 y 19 años recibieron Botox y Dysport (dos nombres de marca para la toxina botulínica algunas recibieron múltiples dosis. La “toxina adolescente”, como es llamada algunas veces, ha incrementado 2 por ciento desde el año pasado y 100 por ciento en los últimos 15 años. Mientras que este aumento puede ser pasmoso, es pequeño en comparación al aumento de 509 por ciento en uso de Botox por todas las edades en el mismo periodo. No se necesita ser un psicólogo para reconocer que la pregunta de mi paciente y estas estadísticas un problema más grande al que hay que dirigirse.
La presidenta del Centro Nacional de Investigaciones para Mujeres y Familia, en Estados Unidos, Diana Zuckerman dijo al L.A. Times, “hemos hecho una decisión de cómo es la belleza en este país, y todos – los adolescentes en particular – quieren encajar en el molde. El artículo dice, que a pesar de que la cirugía plástica en jóvenes es preocupante, los cirujanos argumentan que estos procedimientos no se tratan sólo de mejorar apariencias. Pueden mejorar la autoestima también. Ellos dicen, “porque los adolescentes toman cada imperfección (real o percibida) seriamente, las diferencias físicas, aunque sean menores, pueden tener influencia en lo que piensan de si mismos y cómo se comportan”
Lo que me lleva de nuevo a mi paciente y su hija preguntando por el Botox. ¿Cómo deben responder los padres a sus adolescentes cuando les ruegan “renovar” o “remodelar” sus caras y cuerpos utilizando procedimientos cosméticos” Recuerda, no estamos hablando de varitas mágicas, sino de peticiones que involucran anestesia general y cirugía invasiva. ¿Qué hacer con adolescentes que han sido convencidos – algunas veces por sus propios doctores – de que la sola alteración física correcta puede ayudarlos no solo a lucir mejor, sino con más confianza y populares? Cuando nos están pidiendo ayuda para evitar que sean dejados de lado, o posiblemente ser intimidados ¿podemos detenernos? Y, si les han dicho que tienen la posibilidad de evitar los signos de la edad – Y me refiero a promesas de nunca tener una arruga – si actúan temprano, ¿los privamos de aquello que tal vez han deseado pero nunca han logrado?
Pero, espera. ¿Qué tal si tus adolescentes te sugieren que agregues medicinas a la mezcla? ¿Ritalin antes de los examenes? ¿Klonopin para la ansiedad del baile? ¿Zoloft para hacer más fáciles sus problemas románticos? Y que tal si tu preadolescente también quiere lo mismo. ¿Los vamos a llevar por una resbalosa pendiente a la que no puedan volver a subir? ¿No se suponía que la adolescencia se trataba de aprender a lidiar y hacer frente con el tipo de luchas que nos preparan para la vida adulta? Para responder, lo digo de nuevo, el deseo de una jovencita de 16 años por el Botox, o para el caso, cualquier procedimiento cosmético, debe ser cuestionado por muchas razones. Así deberían todas las soluciones rápidas que anulen la angustia interna que estos deseos puedan representar. Que aun estemos luchando por responder las preguntas que los adolescentes tienen me preocupa en muchos niveles. ¿A ti te preocupa?
*Vivian Diller es psicóloga, bailarina profesional y modelo. . Conocida por sus artículos de belleza, envejecimiento, medios, modelos y bailarinas. Es autora del libro Face It: What Women Really Feel As Their Looks Change una guía psicológica para ayudar a las mujeres a lidiar con sus emociones respecto al cambio en su apariencia.
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