Pareja

10 cosas que odiamos del sexo contrario

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Escrito por: Evangelina Jiménez

Ya he comentado en éste maravilloso espacio en relación con la guerra de los sexos, que hombres y mujeres no estamos en guerra y que definitivamente nuestras diferencias permiten complementarnos de formas inimaginables para algunos, anheladas para otros y experimentadas para muchos. Sin embargo, debemos entender que nuestras almas están en un constante proceso de entendimiento, razón por la cual nos encontramos en una lucha permanente con nosotros mismos para no entrar con el otro al campo de batalla.

Pienso que tanto a hombres como a mujeres nos molestan las mismas cosas, pues no es una cuestión de género sino más bien una universalidad de sentimientos, los dos sexos deseamos lo mismo: tranquilidad, amor, paz interior, queremos simplemente ser felices, entonces ¿por qué  no pensar que nos molestan las mismas cosas? Decidan ustedes:

1.- Silencio incómodo después de las peleas: Después de que una pareja pelea, uno de los integrantes decide guardar silencio o bien ambos deciden hacerlo, no lo manifiestan porque en ese momento el orgullo lo es todo, pero sinceramente los dos odian estar en silencio.

¿Qué hacer? ¡Rómpelo tú! Solemos ser muy competitivos con la pareja cuando peleamos, que sea el otro el que llame, el que pida perdón, en éste caso el que rompa el silencio. No entendemos que al vivir en pareja estamos inmersos en un mundo bilateral, dual, de dos y mientras no tengamos claro que ceder es ganar y que de nada sirve tener la razón en las cuestiones de los sentimientos, el silencio reinará.

2.- Celos excesivos: Uno de los grandes errores es pensar que aquella persona que te cela lo hace porque te adora, es mentira, ya está comprobado psicológicamente que los celos son inseguridad y en un exceso pueden llegar a manifestarse en esquizofrenia, es decir, el celoso imagina y crea posibles escenarios mentales en los que su pareja le es infiel, entonces actúa con ella como si dichas escenas hubieran sucedido realmente. Los celos acarrean desconfianza, una relación sin confianza pudre el alma y terminará por pudrir la relación misma.

¿Qué hacer? Platícalo, si tú eres el celoso y piensas que tu pareja te es infiel hasta con su mascota y celas la cercanía hasta de su propia familia, me parece que es necesario que acudas con un especialista, él te ayudará a tranquilizar tu espíritu y vivir en armonía, esa que no saboreas desde hace tiempo.

Si tú eres el celado, ten presente que quien te quiere confía en ti, platica con tu pareja y comunícale que te incomoda la desconfianza, entre los dos encontrarán una solución al problema y en caso contrario, acudan a un especialista, no olvides que los celos en exceso no reflejan amor sino todo lo contrario.

3.- Hermetismo sexual: No platicar con tu pareja lo que te gusta y lo que no te gusta en la cama es un grave error. Tener relaciones sexuales con tu pareja ocupa un porcentaje de peso en tu relación. Es la forma en la que el corazón, el alma y el hipotálamo se unen para salir de los poros a través de caricias, besos, abrazos y mucho más. Si no se platica lo que nos gusta o molesta en la cama, el otro no sabrá cómo tratarnos y nos perderemos de magnificar nuestra relación.

¿Qué hacer? Platicarlo, no solamente si se piensa que se tiene un problema sexual, sino siempre. Así como platicamos de comida, de nuestros pasatiempos, nuestros libros o música favoritos, deberíamos de platicar de lo que nos gusta en la cama y lo que no. Lo que pasa es que vivimos en una sociedad represora, represiva y prejuiciosa en la que los ignorantes satanizan a aquel que habla de sexo. En la pareja debe ser lo más normal, debemos tener la capacidad de comunicar nuestras inquietudes con el otro.

4.- Confianza extrema: Ésta aparece sobretodo en relaciones de vigencia larga, sin embargo, no están exentas aquellas que inician, los excesos de confianza en soltar flatulencias, eructos o bien invadir la privacidad de la pareja entrando al baño cuando ésta lo está usando. Es mejor evitar todo lo anterior, porque así seguirá existiendo misterio en la relación y eso siempre le da un toque extra, no importa que ya se hayan visto múltiples ocasiones sin ropa, la privacidad no está en las prendas.

¿Qué hacer? Respetar los espacios íntimos del otro. El respeto a la intimidad conlleva a una estabilidad de pareja porque cada quien tiene sus secretos y sus manías. Está bien reservarse espacios para sí mismo.

5.- Incoherencia en palabras y actos: Hay que tener muy claro quién se es para poder compartir ese ser confirmado con otro, quien también deberá tenerlo claro. Desde mi punto de vista, es la única forma en la que lo que dices y lo que haces coincida. Es común que el “te quiero” o el “lo siento” verbal no coincida con las demostraciones, para dicha coherencia es necesario un conocimiento interno certero y sobre todo un equilibrio interior y exterior.

Cuando lo que dices y lo que haces no coincide corres el riesgo de que tu pareja empiece a no tomar en serio lo que dices y le de entonces más peso a tus actos. No estaría equivocada, pues lo que cuenta es lo que se demuestra, como diría mi mentor: “El movimiento se demuestra andando”. Siéntete bien siendo coherente.

¿Qué hacer? Se reflexivo y sincero contigo mismo, cuando realmente vayas a hacer algo dilo, sino mejor quédate calladito. Demuestra las cosas. Como diría una marca deportiva famosa, sólo hazlo.

6.- Desentendimiento después de una pelea: Actuar como si nada después de una pelea en la que el tema por el que se discutió quedó inconcluso. No es lo más respetuoso para la relación. Algunas personas lo hacen porque no saben cómo volver a tocar el tema en discusión o bien porque prefieren evitar una nueva pelea. Lo anterior, pone los nervios de punta al otro que quiere seguir la discusión y lo único que desea en el fondo es resolverlo.

¿Qué hacer? Ser empático con tu pareja, no te desentiendas y actúes como si nada hubiera pasado, no todos tenemos las mismas formas para resolver un problema, algunos necesitan un tiempo de reflexión otros necesitan gritarlo. Mientras no se falten al respeto utilicen las formas que más les funcionen, siempre pensando en ese otro que quiere lo mismo que tú: Resolver el problema.

7.- “Yo sí y tú no”: Éste es clásico: “Yo siempre te tiendo la cama y tú nunca me ayudas a nada”. Me parece que es un pésimo hábito, si tienen hermanos sabrán que éste síndrome es enseñado por las mamás: ¿Por qué no te pareces a tu hermana Martha que es más tranquila? Muy mala idea echar en cara lo que uno hace y contraponerlo con lo que la pareja no hace. Es una lucha de poder estéril. Y recuerden que las parejas no son enemigos, sino cómplices.

¿Qué hacer? Si sientes que tu pareja no hace lo que tú sí, seguramente estás en el mundo correcto en el que la diversidad de las personas las ayuda a convivir. Como seres humanos únicos e irrepetibles demostramos nuestro cariño de formas únicas e irrepetibles, entonces, la forma en la que tu pareja demuestra cariño no es la misma que la tuya. Platícalo con él o ella y lleguen a un acuerdo, manifiéstale lo que te gustaría.

8.- El sexo como solución: Ante una acalorada discusión, un problema grave o una situación que requiere tacto, en vez de resolverlo y platicarlo se opta por tener relaciones sexuales. Durante unos minutos es como si nada hubiera sucedido pero al término del acto sexual el sentimiento no es agradable pues el fondo de la pareja está dañado y “eso” que causa el daño no ha sido resuelto.

¿Qué hacer? Es claro que hay que distinguir entre los verdaderos problemas y aquellos que nos inventamos. Si estamos en presencia de verdaderos problemas debemos resolverlos antes de intimar porque de lo contrario corremos el riesgo de que traigamos a cuestas no sólo el problema original sino aquel causado por la falta de sensibilidad con nuestra pareja. Muchas parejas no logran salir de estos abismos originados por insensibilidades.

9.- Violencia: Todo es violencia. Cachetadas como consecuencia de un insulto, gritos, silencios, jalones, pellizcos, chantajes, amenazas, dar el avión, colgar el teléfono, terminar la relación cada que se antoja. En fin. T-O-D-O.

¿Qué hacer? Muy fácil, respetarse. Hablar pausado y ante algún enojo pedir espacio o hacer mucho ejercicio mental para poder llegar a un acuerdo. Tener la capacidad para negociar con la pareja. Ser prudentes y contar hasta diez. La violencia en los noviazgos ocupará la agenda legislativa mexicana, más del 60% de los noviazgos en nuestro país sufre de violencia. Tengan mucho cuidado porque un grito puede convertirse en un golpe y un golpe en un homicidio.

10.- Mentiras: En mi corta vida no he conocido alguien a quien le gusten las mentiras. A nadie le gustan. Insultan la inteligencia de aquel al que le intentan mentir. Lastiman y hacen pensar que todo lo vivido antes de que la mentira saliera a flote fue simplemente un juego  para el que mintió. Todo se regresa en esta vida, bien dicen. Existe algo que se llama karma, tengan cuidado.

¿Qué hacer? Sencillo, no mientan.

¿Se identificaron? Algunas veces hay que evitar estos comportamientos, otras hay que enfrentarlos, la finalidad es obtener el mismo resultado: aprender a conocer al otro, respetarlo, amarlo e intentar evitar hacer lo que le molesta siempre y cuando no vaya en contra de nuestra dignidad y nuestra soberanía personal.

Conclusión ante alguna desavenencia: hay que platicarla, saber escuchar, saber pedir, saber dar, fijar acuerdos y/o reglas pero sobretodo respetarlas. Lo importante es aprender a vivir en pareja, querer vivir en pareja y eso como la mayor parte de las cosas de la vida se aprende realmente haciéndolo.

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