Pareja

4 mitos que podrían perjudicar tu matrimonio



Mitos maritales: cómo conservar un matrimonio en la mediana edad


Por: Vivian Diller*

A mis 58 años, he estado exitosamente casada con el mismo hombre por más de 25 años. Escribo “exitosamente” en lugar de “felizmente” para enfatizar que el matrimonio en la mediana edad no se trata solamente de viajar alegremente, sino de la habilidad de navegar las realidades de las relaciones a largo plazo.

Seguro, tenemos nuestros altibajos—y nuestras diferencias—pero puedo decir con confianza que mi esposo y yo nunca nos separaremos. ¿Por qué esa certeza cuando la tasa de divorcios en este país es tan alta? ¿Qué nos hace diferentes a los cientos de parejas descritas por Iris Krasnow que “han estado casadas por siempre pero piensan en el divorcio, si no cada semana, al menos una vez al mes"? Tal vez, siendo ambos psicoterapeutas, tenemos una mayor consciencia de lo que se necesita para mantener un matrimonio vivo durante los años que dura el “para siempre”. Tal vez nuestro trabajo ayudando a parejas con problemas nos recuerda que debemos apreciar la relación que tenemos. Más que nada, nuestro optimismo es el resultado de no permitir que “los mitos maritales” interfieran con el amor realista.

Mi esposo escribió sobre estos mitos en su libro Todo lo que necesitas es amor y otras mentiras sobre el matrimonio. Abajo he seleccionado cuatro que desmitificamos regularmente en nuestro trabajo con parejas y en nuestra propia relación. Creer en estos mitos podría llevar, hasta la relación más fuerte, hacia el fracaso llegando a la edad de cincuenta. Enfrenta las verdades detrás de ellos y tu relación tendrá mayores oportunidades de sobrevivir a la mediana edad.

Mito #1: Todo lo que necesitas es amor

Estas palabras hicieron una hermosa canción para los Beatles, pero cuando se trata del matrimonio a largo plazo, “todo lo que necesitas es amor” no es solamente hacerse ilusiones, sino también una peligrosa disonancia. Es la razón por la que muchas parejas vienen a terapia preguntándose, “si nos amamos, ¿por qué somos tan infelices?”. Nos bombardean con este mítico mensaje desde la infancia, en los cuentos de hadas, luego novelas de romance, películas y reality shows. ¿Acaso no todas las niñas y niños crecen creyendo que el amor todo lo puede? El Solterón y la Soltera Codiciada, los más populares entre los adultos en edad de casarse, confirman la fantasía: encuentra al chico o chica ideal, enamórate y conseguirás la felicidad. Y mientras nuestra cultura siga perpetuando este mensaje, las parejas tendrán dificultades para mantener sus relaciones.

La verdad es que, dado lo mucho que vivimos y lo complicada que es la vida marital, esta creencia simplemente no es realista. El amor incondicional puede ser apropiado en las relaciones entre padres e hijos, pero no entre esposo y esposa. De hecho, lo contrario es mejor. La expectativa de que “el amor es todo lo que necesitas” socava la importancia de desarrollar las aptitudes requeridas para mantener un matrimonio vivo y saludable en la mediana edad. Romper este mito y empezar a utilizar habilidades en las relaciones va de la mano con el amor, y tu matrimonio bien podría funcionar.

Mito #2: Hablar es la clave del éxito

“Mantengamos los canales de comunicación abiertos” y nuestra relación estará bien, ¿cierto? Los expertos en matrimonio sugieren esto cuando nos dicen que hablemos de nuestras dificultades. La apertura es buena, la evasión es mala. Incluso hemos aprendido de Los Hombres son de Marte y las Mujeres son de Venus que los hombres y mujeres tienen sus estilos de comunicación propios, y mientras entendamos estas diferencias, podremos resolver nuestros problemas maritales. Error.

Podremos ser la generación motivada a preguntar, “¿Qué te parece? ¿Cómo te sientes?” y que espera ser comprendida, pero a pocos de nosotros nos enseñaron cómo diferenciar entre la comunicación efectiva y la inefectiva.

Nos dicen que seamos brutalmente honestos para que nuestra pareja sepa cómo nos sentimos realmente. Pero la verdad es que la gente, frecuentemente, es más brutal que honesta. La pareja a veces utiliza su versión de la verdad para atacar a su compañer@. Tal vez hablen mucho y piensen que eso es suficiente, pero se comportan de mala manera. La comunicación por sí sola no es la clave para resolver los problemas matrimoniales. Más bien, es el cómo hablamos, cómo escuchamos y, lo más importante, cómo nos comportamos lo que nos lleva al éxito en un largo matrimonio. ¿Qué tan seguido tratamos mejor a los extraños—a la mesera o al que atiende la barra—que a nuestra pareja? Muy seguido. Como decimos frecuentemente mi esposo y yo: “no hay excusa para un mal comportamiento” en cualquier relación, pero en especial la que tienes con la persona que amas.

Mito #3: Cambiar a mi compañer@ y todo estará bien

Las parejas que buscan ayuda matrimonial, la mayoría de las veces llegan diciendo que quieren mejorar su relación. Sin embargo, con frecuencia lo que en realidad quieren decir es esto: “Si puedes cambiar a mi pareja, todo estará bien.” En cierto nivel, tanto hombres como mujeres temen que sus problemas sean tan insalvables, al grado de pensar que malgastan su tiempo tratando de cambiar lo que sienten el uno por el otro. La gente está convencida de que sus problemas matrimoniales están en su compañero y que componerlos arreglará su matrimonio. Esto no es solamente una creencia errónea, sino que puede sabotear un trabajo real que podría mejorar matrimonios rescatables.

La verdad es que la mayoría de las parejas pasa mucho tiempo tratando de mejorar sus relaciones de maneras improductivas. Se mantienen dentro de ciclos destructivos y, como resultado, se sienten frustrados por sus esfuerzos fallidos y pesimistas por su incapacidad de sentirse mejor como pareja. Muchos temen que cambiar los patrones en su matrimonio sea muy complicado, entonces huyen de las demandas necesarias para un trabajo marital productivo. En realidad, es una labor difícil lograr que las parejas expresen lo que quieren de sus matrimonios. Y mientras que podríamos ser incapaces de cambiar a nuestra pareja, hay mucho qué hacer para fomentar el cambio en nuestra relación.

Mito #4: Los hijos fortalecen las relaciones

Uno de los mitos más importantes que interfiere con un matrimonio exitoso a largo plazo es la creencia de que los hijos mantienen a la gente unida. Incluso si el crear familias fue el motivo de que las personas se casaran, la verdad es que enfocarse en los hijos en lugar de la relación matrimonial invita problemas más grandes a largo plazo.

Eso no quiere decir que los niños no necesiten nuestra atención. Sin duda los amamos y nos dedicamos a su bienestar. Pero en una cultura en la cual las parejas ya trabajan muchas horas y pasan poco tiempo juntos, necesitamos estar conscientes de que la vida familiar puede desgastar la vida matrimonial. Las noches sin dormir de la infancia y el terror de los años de adolescencia tienen una mayor tendencia a quebrantar matrimonios en lugar de fortalecerlos. Las necesidades de los hijos son perpetuas e impredecibles. Ellos tienen dificultades inesperadas—emocionales y físicas—y cuando sucede, es más difícil evitar que sus necesidades interfieran con nuestros matrimonios. Podría ir en contra de la intuición, pero la relación de pareja debe ser una prioridad, no solo por el bien de nuestros matrimonios, también para que nuestros hijos crezcan con familias intactas.

Lo cual quiere decir que reconocer y concientizar estos cuatro mitos del matrimonio aumenta las posibilidades de conservar tu relación en la mediana edad. Mi esposo y yo seguimos sintiendo un amor romántico, a pesar de—y quizás debido a que— estamos conscientes de estos mitos. Y mientras que el amor solo no es suficiente para mantener a las parejas unidas, las relaciones basadas en realidades firmes pueden fortalecer el amor que ya existe entre ellos.

¿Conoces algún otro mito que dificulte el preservar un matrimonio durante la mediana edad?

LibroFaceIt*Vivian Diller es psicóloga, bailarina profesional y modelo. Conocida por sus artículos de belleza, envejecimiento, medios, modelos y bailarinas. Es autora del libro Face It: What Women Really Feel As Their Looks Change una guía psicológica para ayudar a las mujeres a lidiar con sus emociones respecto al cambio en su apariencia.

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