“Las reuniones familiares en las que predominan las tensiones, la obligación de ver a la suegra o a la familia política, el compromiso de hacer regalos o el tener que abrazar a quien no se quiere; son situaciones difíciles de gestionar, aunque frecuentes para muchas relaciones de pareja", señala la psicóloga de pareja Mila Cahue.
En opinión de Mila Cahue, "la Navidad, por tanto, es un periodo en el que cualquier pareja que se encuentre en una situación difícil sufre, pues si ya durante el año las familias respectivas pueden ser fuente de problemas, durante el descanso navideño estas tensiones se agudizan, poniendo a prueba las relaciones, y llevando a muchas de ellas hasta el límite o incluso a la toma de decisiones radicales o definitivas después de Reyes".
Por este motivo y para evitar conflictos, Miila ha elaborado pautas para que las Navidades resulten una experiencia positiva.
1.- No se debe esperar al día 20 o al 23 de diciembre para decidir o tener claro qué se va a hacer en estas fechas. Al menos con un mes de antelación, se debería empezar a hablar con la pareja de las diferentes alternativas que han propuesto ambas familias, lo que les apetece hacer a ellos, los planes que presenta cada uno, y decidir cuál es la opción más adecuada para este año (el que viene, ya se verá). No se aconsejan tomar decisiones para siempre.
2.- Igualmente, no se debe esperar al 20 ó 23 de diciembre para informar a las respectivas familias de cuáles son las intenciones acordadas por la pareja para estas fechas. Al menos con un mes de antelación, se debe empezar a hablar con las familias respectivas sobre los planes convenidos previamente en pareja, ya que si hay que hacer alguna modificación, todavía tengamos tiempo. Es posible que uno prefiera callarse hasta el último momento para evitar un conflicto. Simplemente hay que tener en cuenta que, si a la familia le va a sentar mal la decisión que tome la pareja, será mejor decirlo cuanto antes para no “amargar” las fiestas a ninguna de las partes. Es mejor decirlo con tiempo, escuchar los reproches previstos o no, y dejar que se calmen los ánimos. A veces uno no puede evitar el enfado de otros, pero lo importante es hacer lo que se haya pactado con la persona con la que se convive el resto del año.
3.- Si en algunos de los lugares a los que se ha decidido asistir existen conflictos importantes con una o varias personas, pero no se quiere hacer un feo importante a otras, acortar todo lo posible la estancia. Si se trata de la cena de Nochebuena, acudir con un escaso margen previo y posterior.
4.- Concretar con la pareja lo que se va a hacer en caso de una situación conflictiva por algo de los dos o con alguien en particular. Por ejemplo, en el momento en que uno acapara la conversación, cambiar de tema y que el otro le siga para crear una dinámica diferente en el grupo; o si alguien es especialmente grosero o agresivo, cortar y cambiarse de habitación o de lugar en la sala. En estas situaciones las dos personas tienen que estar actuando al unísono; estas situaciones conflictivas suelen ser momentos magníficos de complicidad para la pareja.
5.- Controlar los pensamientos y, como consecuencia, las palabras y las acciones. Cuando llegan los días señalados, ya se ha marcado el ritmo, ya se han previsto las actuaciones, y ya está uno preparado para lo que tenga que hacer. Lo ideal es distraerse todo lo posible, fijándose en las partes agradables de cada momento y pensar que “hay que pasarlo”, pero que ya está todo previsto y que se cuenta con el apoyo recíproco de la pareja.