Familia

Los hijos y el trabajo

tiempodecalidadCompaginar trabajo y familia provoca ansiedad y estrés a muchos padres que trabajan fuera de casa

Escrito por: María Álvarez

Tiempo de calidad

P

ara aprovechar del mejor modo posible el tiempo que se pasa con los hijos, lo mejor es que los padres asuman que es más importante la calidad del tiempo empleado en estar con los hijos que la cantidad, según explica Roberto Delgado, director del Instituto de Psicología Asesores S.A, de Zaragoza, España.

Las vicisitudes de la vida diaria no suelen dejar elegir a los padres acerca de la cantidad de tiempo que les gustaría pasar con sus hijos; sin embargo, la calidad de los momentos que disfrutan juntos sí está bajo su control.

Por ello, según los expertos, los padres deben centrar sus esfuerzos en:
* Buscar momentos de encuentro con los hijos. Si no se tiene tiempo, hay que disciplinarse para encontrar hueco y cenar juntos, comer, hacer los deberes….
* Organizarse: Tratar de planificar el tiempo del que disponen tal y como harían con cualquier otra obligación. Entre ambos progenitores pueden turnarse para salir antes del trabajo, hacer la compra, recogerlos al salir del colegio. Como actividades obligatorias en la agenda no puede faltar el estar con sus hijos.
* Hablar con ellos prestándoles toda la atención: Hay que pararse a escuchar todas las cosas que los hijos tienen que contar, que para ellos pueden ser muy importantes, "como un dibujo que le ha salido muy bien, la llamada del chico o chica que le gusta o la discusión con otro amigo…". Si se tiene poco tiempo para estar con ellos, lo ideal es que por lo menos durante el rato de charla diaria el niño se sienta muy importante. ÉstaLos padres deben centrar sus esfuerzos en buscar momentos de encuentro con los hijos. Si no se tiene tiempo, hay que disciplinarse para encontrarlo es la base de la comunicación y la confianza, y si no se les atiende en ese momento, los niños perderán la espontaneidad de contar todo a los padres, y será difícil recuperar años después su confianza, cuando sean adolescentes y prefieran las opiniones del grupo a las de su familia.
* Hacer un gran esfuerzo los fines de semana o los días libres. Aprovechar ese tiempo para realizar actividades juntos. No importa qué, ya sea jugar, charlar sobre sus preocupaciones o aficiones, hacer los deberes o ayudar en las faenas de la casa, "que, además de enseñarles la importancia de colaborar y trabajar en equipo, les hará ganar responsabilidad y confianza en sí mismos".
* Tratar de no sobreocuparles con actividades extraescolares para mantenerlos ocupados mientras los padres no tienen tiempo para estar con ellos.
* Reforzarles su comprensión y la expresión de sus sentimientos.
* Supervisar la educación que reciben en la escuela y de las personas que se dedican a cuidarlos mientras los padres están ocupados. Vigilar también las influencias que reciben de todos los agentes educadores a los que están expuestos.
* Aceptar sus opiniones, aunque sean distintas a las nuestras. No se trata de consentir y plegarse a la voluntad de un niño, pero sí de que sepa que aunque sus opiniones sean distintas a las de sus padres, siempre contará con su apoyo.
* Cultivar la paciencia y el sentido del humor, cualidades que harán más llevadero cualquier problema.

Pero, además de todo ello, hay una cuestión esencial, como explica María Rodríguez. Es necesario poner límites claros y normas a los menores. "Muchos padres tratan de compensar la falta de tiempo con la permisividad durante el rato que disfrutan junto a sus hijos, pero no se trata de compensar el tiempo perdido con regalos, sino de comunicarnos con ellos, enseñarles unos principios, ayudarles a crecer y a desarrollarse, mostrarnos coherentes, compresivos, y atentos con ellos", subraya también Irene Linares, porque una educación sin límites "es el germen de muchos problemas psicológicos y de comportamiento futuros".

Escrito por: María Álvarez

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