Escrito por: Carlos Segura
¿Alguna vez te has puesto a pensar en tu futuro? ¿Cómo lo haces? ¿Te ubicas en un solo aspecto o lo ves general? ¿Lo describes como lo que no quieres ser, hacer o tener o lo que sí quieres lograr? ¿Lo ves como algo concreto o algo abstracto?
Todos pensamos en nuestro futuro de diferentes maneras, aunque no todos lo hacemos con algún objetivo en mente. Hay quienes ven el futuro del país, el futuro de la humanidad, el futuro de la población y hay quienes se ven en el futuro. Hay quienes son imaginativos y ven un futuro de ciencia ficción, o son idealistas y ven el mundo ideal sin fronteras ni guerras o son pesimistas y lo ven negro y contaminado.
¿Y tú, qué ves?
Uno de los grandes motores de la voluntad es el saber hacia dónde vamos. Tener un objetivo claro y reafirmarlo a cada momento. Eso le da rumbo y sentido a nuestras actividades diarias y resulta en un grandísimo motivador en nuestras vidas. Si no sabes qué quieres, ¿cómo lo vas a conseguir? ¿Acaso sales a la calle, tomas tu coche y empiezas a manejar sin saber a dónde vas?
Se habla mucho del éxito, pero mucho menos de cuáles son sus elementos, es decir las actitudes, las creencias y las líneas de conducta que llevan a él. Cuando uno carece de una comprensión adecuada de esos elementos, puede ser difícil su integración en un conjunto coherente;
Anthony Robbins en su libro Poder sin Límites, dice que tu mente tiene el poder para darte todo cuanto necesitas, pero sólo puede hacerlo si recibe señales claras, brillantes, intensas y bien enfocadas. Y nos propone una serie de pasos para reafirmar nuestros objetivos:
1. Haz un inventario de tus sueños, lo que deseas hacer, tener, ser y compartir. Se trata de "crear" las personas, los sentimientos y los lugares que deseas que formen parte de tu vida. Escribe de corrido durante 10 ó 15 minutos. No importa, ahora, cómo lo vas a lograr, sólo escríbelo. No hay límites. Deja vagar tu mente, las limitaciones están sólo en tu cerebro.
2. Visualiza ese futuro. Crea una película en tu mente en donde estés viviendo ese futuro, ponle color, movimiento, sonidos, olores, gente. Corre la película y modifícala a voluntad hasta que quede como tú quieres que sea tu futuro. Graba esa película en tu mente y repítela periódicamente. No dejes de hacerlo, eso te ayudará a enfocarte.
3. Ahora, selecciona los cuatro objetivos más importantes para el año en curso. Escoge lo que más te interese y estimule, aquello cuyo cumplimiento te proporcionaría satisfacción. Incluyendo aquellas actividades que son pasos para conseguir un objetivo más a futuro. Escríbelos. Ahora, escribe por qué estás completamente decidida a conseguirlo. Que las razones sean claras, concisas y positivas. Di a ti misma por qué estás segura de poder conseguirlos y qué importancia tiene conseguirlos. Si somos capaces de hallar razones suficientes para hacer algo, tendremos el móvil para emprender cualquier cosa. La decisión de hacer algo es un motivador mucho más poderoso que el propio objetivo perseguido.
4. AsegúrateTener un objetivo claro y reafirmarlo a cada momento le da rumbo y sentido a nuestras actividades diarias y resulta en un grandísimo motivador en nuestras vidas que tus metas están expresadas en afirmativo, que contienen especificaciones sensoriales (cómo te vas a sentir, qué vas a ver, qué vas a oler, etc.), que hay manera de verificar su cumplimiento (o sea medibles). Importante: verifica que puedes responsabilizarte de esos objetivos: ¿son beneficiosos y deseables para ti y para los demás? Si algún objetivo no cumple, modifícalo en consecuencia.
5. Haz una lista de los recursos principales de los que dispones. Cuando construyes debes saber qué herramientas tienes, ¿no? Así pues, escribe una lista de lo que tienes a tu favor: rasgos de carácter, los amigos, los recursos financieros, la formación, el tiempo, las energías, todo.
6. Ahora, recuerda las épocas en las que utilizaste algunos de esos recursos más hábilmente. Toma tres o cuatro o cinco ocasiones de tu vida en donde conociste el éxito, en el campo profesional, en el deporte, en el financiero, en el social, etc. Lo que sea, desde una promoción hasta una tarde maravillosa en compañía de un ser querido. Escríbelo y describe qué hiciste para que fuera un éxito.
7. Ahora, describe qué clase de persona deberías llegar a ser para conseguir esas metas propuestas. ¿Se necesitará mucha disciplina, o mayores conocimientos? ¿Tendrás que aprender a administrar tu tiempo? Escribe todos los rasgos de carácter, las aptitudes, las actitudes, las creencias y las disciplinas que, a tu modo de ver, deberías poseer como persona para obtener todo lo que deseas. Tómate tiempo para hacerlo con todo el detalle necesario.
8. Escribe qué te impide ahora mismo alcanzar las cosas que deseas. El camino para superar las limitaciones que tú misma has creado empieza por saber cuáles son. Haz una disección de tu personalidad para averiguar qué te retiene. ¿Es la inexistencia de un plan? ¿Es la falta de acción pese a haber formulado planes? En ocasiones pasadas, ¿te has planteado la peor situación imaginable, permitiendo así que esa representación interna se alzase como un obstáculo para la acción? Todos tenemos nuestro modo de limitarnos, nuestras estrategias de fracaso, pero si sabemos reconocerlas —si sabes reconocerlas— podremos modificarlas ahora mismo.
9. Ahora tómate tiempo para examinar cada uno de tus cuatro objetivos principales y crear el primer borrador de un plan paso a paso para conseguirlos. Recuerdas que hay que empezar por la meta y plantearse: ¿qué debo hacer primero para llegar a esto?, o ¿qué me impide tenerlo ahora mismo, y en qué debo modificarlo? Asegúrate de que tus planes especifiquen alguna cosa por la que puedas comenzar hoy mismo.
Hasta aquí es la planeación. En el siguiente artículo sabremos cuál es la mecánica a seguir.
Escrito por: Carlos Segura