Madres e hijas, amor y enojo
Escrito por: Equipo SuperMujer "
Para nosotras las mujeres, el hablar es como el pegamento que sostiene las relaciones, especialmente si hablamos de problemas, secretos y detalles insignificantes de nuestras vidas. Por ello es que madres e hijas hablan mucho, abriendo la oportunidad de decir cosas equivocadas. Un comentario que resultaría totalmente inofensivo pronunciado por cualquier otra persona, puede provocar una auténtica explosión si proviene de nuestra mamá o de nuestra hija.
Nuestra queja más común como mamás acerca de nuestras hijas adultas es que no podemos ni abrir la boca y la queja que siempre escuchamos de nuestras hijas acerca de nosotras es “Siempre me está criticando.” Es sólo un problema de mensajes indirectos. La mayoría de las veces las dos están en lo correcto.
Puede venir de cualquier persona, pero no de mi mamá
Estas relaciones son únicas. Para muchas mujeres la relación madre-hija es una de las relaciones más íntimas. Sin embargo, siempre existe un grado de ironía: la mayoría de las mamás nos vemos siempre como protectoras y con la intención de ayudar a nuestras hijas, sin importar la edad que tengan, tratando de asegurarnos de que luzcan bien y que conduzcan su vida de la mejor manera posible. Sin embargo, los comentarios que les hacemos, suelen ser vistos como crítica. El sentimiento de nuestras hijas es que las madres somos la persona a la que más quieren agradar y nuestros comentarios les hacen sentir que están fallando.
Juzgando a nuestras hijas
Nuestras hijas siempre se sienten juzgadas por nosotras. Pueden exaltarse frente a nuestros comentarios, nos da miedo perderlas, queremos hacerlas sentir que no pueden solas, ofreciéndoles ayuda y consejos que ellas interpretan como crítica. Sentimos que estamos perdiendo el poder. Ya no somos tan necesarias. Quisiéramos, aunque sea, tener el control de determinar qué tanto seguirán en contacto con nosotras. Cuando nuestras hijas crecen, hay cosas que no nos van a compartir, y ocasiones en las que no nos van a incluir, y muchas veces nos sentimos que nos dejan fuera de sus vidas.
Me entrometo en la vida de mi hija
CuandoAnaliza con detalle lo que quieres decir, y cómo lo vas a decir. Puede ser que el objetivo sea controlar y no dejar que tus hijas crezcan. Comunica tus sentimientos, no manipules los suyos
nuestras hijas son pequeñas, todos los aspectos de su vida son asunto nuestro. Cuando crecen, queremos seguir manteniendo esa cercanía involucrándonos en sus acciones. Mi hija solía llamarme todos los días, hasta que un día dejó de hacerlo. Entiendo que ella sentía la necesidad de cortar con el cordón umbilical pero aún así extraño hablar con ella. Si estamos involucradas con alguien tan cercano como nuestras hijas, ellas no se sienten libres. Nuestra opinión implica una gran carga, ellas no quieren oírla de manera que puedan tomar sus propias decisiones. El reto en cualquier relación es encontrar la manera de estar cerca de la persona sin entrometernos al grado de amenazar su libertad y seguridad. Sin hacerlas sentir que no pueden llevar el control de sus vidas.
Comentar es preocuparse por ellas
Nuestras hijas nos acusan de criticarlas, nosotras, en cambio, lo negamos pues estamos seguras de que sólo lo hacemos por ayudar. Si decimos a nuestras hijas que no las estamos criticando, ellas no lo aceptan. El fondo de cualquier comentario es para ofrecer ayuda o sugerencias, y esto implica crítica, pero también demuestra interés por los detalles de sus vidas y apariencia.
No criticar
Lo mejor sería mordernos la lengua. La mayoría de las veces nuestras hijas no necesitan nuestro consejo, necesitan nuestra bendición. Comenta Tannen que un día la preguntó una mamá “¿Cómo le puedo decir a mi hija que debe perder 10 kilos?” Y le contestó “No puedes decirle. Pero si crees que debe perder 10 kilos, lo más seguro es que deba perder 15. Lo que necesita de ti es apoyo.” Las hijas no quieren críticas y órdenes. Cuando te pida tu opinión en lugar de aconsejarla, ofrécele apoyo y seguridad.
Lo que dije y lo que quise decir
Casi siempre, transmitimos mensajes a nuestras hijas sin ninguna otra intención. Decimos las cosas tal cual son. El problema es que debemos tener en cuenta bajo qué contexto hacemos los comentarios, qué tan frecuente hacemos el mismo comentario o en qué tono lo estamos diciendo. Quizás siempre le pedimos a nuestras hijas que se lleven un suéter a la calle, no importa que haga frío o treinta grados afuera. Esto es lo que debemos de analizar para tener mejor comunicación con nuestras hijas. ¿Qué implica este mensaje? ¿Queremos decirles que no queremos que se enfermen, o que se tapen el escote? Analiza qué dices y bajo qué circunstancias.
Qué puedo hacer
Ama respetando. Haz un esfuerzo por amar a tu hija de la forma más pura que hay. Respeta lo que ella hace y dice y su forma de actuar. Sobre todo, si no está haciendo ningún daño, quiérela tal como es.Aprovecha la tecnología. Los jóvenes están cada vez más identificados con los medios de comunicación electrónicos por lo que un correo electrónico breve o un mensajito en Facebook pueden ser ideales para compartir nuestros pensamientos.
Cuida tu lenguaje. Analiza con detalle lo que quieres decir, y cómo lo vas a decir. Puede ser que el objetivo sea controlar y no dejar que tus hijas crezcan. Comunica tus sentimientos, no manipules los suyos.
Escrito por: Equipo SuperMujer