La lectura abre mundos, estimula el pensamiento y aumenta nuestras perspectivas del mundo. Leer es un placer; sin embargo, es un hábito no muy extendido. Es en los primeros años de vida en que se puede lograr que los niños adquieran el gusto. El problema es que a menudo la lectura se tiene por una obligación o una imposición, lo que hace que los niños – y muchos adultos – se alejen del maravilloso mundo de las letras.
Muchos, si no la mayoría, de nuestros primeros acercamientos a la lectura se dan por tareas escolares y/o por la imposición de los padres, pero siempre visto como un deber. Es por eso que se genera una aversión a leer. Deberíamos tener un acercamiento más amable a la lectura desde corta edad para que no resultara pesado o impositivo.
- Predica con el ejemplo. Los niños aprenden de lo que ven más de lo que escuchan. Si les dices que lean pero tú no lo haces le estarás enviando mensajes contradictorios. En cambio, cuando los niños ven a sus padres con libros constantemente, les genera curiosidad. Una buena idea es que lean juntos para que así se desarrolle el hábito. Pueden leer juntos antes de dormir, no sólo fomentarás la lectura sino que pueden fortalecer su vínculo.
- Conoce sus intereses. La idea de que leer es aburrido está profundamente ligada con el hecho de que muchas primeras lecturas son de cosas que no nos interesan. Busquen lecturas que sean atractivas para el niño. Permítele elegir los que más llamen su atención y si un libro no le gusta, no lo obligues a terminarlo. Deja que descubra qué le gusta y qué no. Una buena opción es que si le gusta una película, veas si existe un libro de ésta para que muestre un poco más de interés.
- Se constante. Debemos buscar con regularidad momentos para leer. Puedes ayudarle a organizar su tiempo para tener un rato de lectura; sin embargo, no debemos caer en la imposición o hacerle sentir al niño que lo estamos obligando a tener un horario para leer.
- Motívalo a preguntar. Hazle saber que puede preguntar sobre sus dudas o compartirte sus opiniones, ayuda a que su curiosidad florezca y eso le permita acercarse a más libros.
- Estimula su creatividad. Ayúdalo a crear sus propias historias o a pensar en finales distintos para las historias que leen juntos. También pueden inventar juegos basados en los libros. El punto es que el niño sepa que la historia trasciende más allá del papel y que puede involucrarse con los libros más allá.
- Pon los libros a su alcance. El niño debe saber que los libros están a la mano para él en el momento que sienta deseos de tomarlos. Permítele sentir cercanía con los libros. Puedes armar una pequeña biblioteca en su cuarto para que los lea cuando le den ganas. También es importante considerar la edad del pequeño, pues las lecturas deben ser acorde a su edad.
El amor por la lectura es uno de los mejores legados que podemos dejar a nuestros hijos. No sólo les ayudará a tener un mejor desempeño académico, sino que favorece su desarrollo psicológico, los ayuda a aprender y madurar, a ser más empáticos, reflexivos y tener un mayor sentido crítico. Entre otros beneficios.
Escrito por: Elena Pedrozo