Ser asertivo es una habilidad que nos ayuda a relacionarnos mejor y nos evita muchos dolores de cabeza. Aprender a expresar de forma adecuada lo que pensamos y sentimos es clave para tener una mejor comunicación, tanto en nuestras relaciones personales como profesionales. Pareciera que hay personas a las que se les da de forma natural, pero ¿se puede aprender?
Las personas asertivas son capaces de expresar sus deseos, pensamientos y sentimientos sin ser agresivos o sumisos. Respetan el punto de vista de los demás, pero también hacen valer el suyo y no permiten que los demás pasen sobre ellos. No reprimen sus emociones ni ceden impulsivamente a ellas, saben manifestar de forma adecuada lo que sienten.
Nuestra forma de comunicarnos está dada en gran medida por las experiencias que hemos tenido a lo largo de nuestra vida, hemos aprendido a reaccionar de acuerdo a las circunstancias. Hemos aprendido y desarrollado mecanismos de defensa en nuestra forma de comunicarnos y existen cuatro estilos principales de comunicación:
- Comunicación agresiva directa. Mandón, arrogante, autoritario. Le interesa imponer su voluntad a la fuerza, pues la violencia es la única forma en que cree que obtendrá resultados.
- Comunicación agresiva indirecta. Manipulador, mentiroso, sarcástico. Los métodos son diferentes pero el fin es el mismo, someter a los otros a sus necesidades.
- Comunicación sumisa. Quejumbroso, victimario, indeciso y se disculpa constantemente. Busca agradar al otro, incluso a costa de sí mismo; lo que da lugar a resentimientos.
- Comunicación asertiva. Honesta, directa, respetuosa. Busca llegar a una solución que resulte benéfica para todos los involucrados.
Para aprender a tener una comunicación asertiva es necesario, primero que nada, aprender a hacernos responsables de nosotros mismos, de nuestras acciones y palabras; no buscar culpables o justificaciones, sino soluciones.
Es necesario también aprender a identificar nuestras emociones. Conocer lo que sentimos, por qué lo sentimos y expresarlo de forma adecuada; expresando de forma clara lo que pensamos y lo que buscamos. Debemos aprender a no juzgar las personas, sino los hechos, sin que nuestras predisposiciones se interpongan. Saber defender lo que queremos y cuando debemos decir no.
Aprender a escuchar también es parte importante. Tener una actitud abierta hacia lo que los demás tengan que decir y no cerrarnos en nuestras propias opiniones. No tenemos que estar de acuerdo en todo lo que dicen los otros, pero sí estar dispuesto a comunicarse.
Escrito por: Elena Pedrozo