Nos gusta lo familiar, lo que conocemos. Nos da seguridad avanzar en un entorno en el que sabemos lo que podemos esperar. Y si bien, la comodidad es agradable, quedarnos en lo aparentemente seguro puede resultar más peligroso de lo que creemos.
Existe una razón por la que la “zona de confort” resulta “cómoda” pese a que nos quejemos constantemente y nos parezca aburrida, desesperante o insatisfactoria. Y es que lo que hay afuera, ese horizonte por descubrir y aprender, es también sumamente aterrador.
Para lograr el éxito, en cualquiera de sus formas y definiciones, es necesario avanzar por caminos desconocidos, dejar la seguridad y correr el riesgo de no lograrlo. Es muy fácil darnos justificaciones que parecen razonables para no atrevernos a intentarlo, pero aunque estemos convencidos de que nos estamos evitando muchos dolores y decepciones innecesarias, lo cierto es que quedarnos ahí resulta a la larga, una forma mucho más dolorosa y decepcionante de dejar pasar el tiempo.
La zona de confort puede parecer apacible, relajada y segura, pero lo cierto es que conlleva sus propios riesgos: impide el crecimiento personal y el progreso, lo que a la larga nos lleva a sentir insatisfacción y aburrimiento; nos lleva una actitud negativa, a la apatía y la falta de propósito. Y mientras el mundo crece y se expande a nuestro alrededor, la burbuja de la “seguridad” nos detiene de tomar muchas oportunidades y nos impide vivir plenamente.
Podemos “vivir” dominados por el miedo y protegiéndonos de lo desconocido o podemos atrevernos a salir de la zona de confort y vivir realmente, con los riesgos, tristezas y fracasos que eso conlleva, pero también los aprendizajes, la satisfacción y el crecimiento.
¿Cómo podemos salir de la zona de confort? Aquí unos consejos:
- Reconoce las formas en que racionalizas y te autoengañas para no salir de ahí. Los “no es tan importante”, “en realidad no me interesa” y otras frases que utilizas para no atreverte.
- Cuando te sientas tentado a recurrir a estas formas de autoengaño, mejor pregúntate por qué vale la pena hacer lo que estás evitando. Esto te puede dar la motivación que necesitas para hacerlo.
- El camino es incierto, pero eso no significa que debas avanzar a ciegas. Hacer un plan de acción puede ayudarte a salir de tu zona de confort, pues es posible identificar los retos con los que podrías enfrentarte y estar más preparado superar los obstáculos.
- Si es necesario, pide ayuda. A veces lo que necesitamos es que alguien nos impulse y nos aliente.
Escrito por: Elena Pedrozo