Eliminar esa “pancita” no es sólo una cuestión estética, es importante tener cuidado de nuestro peso y de nuestras medidas.
Cuando subimos de peso la grasa se distribuye a lo largo de nuestro cuerpo; en nuestras piernas, nuestros brazos, cuello, caderas, etcétera. Este exceso de grasa genera cambios en el metabolismo y puede resultar peligroso para la salud, especialmente si se acumula en torno a nuestro abdomen.
Cuando la grasa se acumula en la zona abdominal, el organismo produce hormonas llamadas citosinas que pueden provocar resistencia a la insulina; es decir, que el cuerpo empieza a tener dificultades para procesar la glucosa y es la primera señal de alerta para el desarrollo de la diabetes. Así mismo, se ha vinculado la abundancia de grasa abdominal a enfermedades del corazón, hipertensión, problemas respiratorios e incluso algunos tipos de cáncer.
Lo recomendable es medir nuestra cintura para asegurarnos de que no estemos en riesgo. Estando de pie, coloca la cinta métrica a la altura del ombligo –debajo de la última costilla y por encima del hueso de la cadera– y conoce tu perímetro abdominal. Si es mayor a 85 centímetros en el caso de las mujeres y 100 en el caso de los hombres, lo mejor será que pierdas peso.
Hacer ejercicio y tener una alimentación balanceada nos ayudarán a combatir todos estos riesgos, así como sentirnos y vernos mejor. Si es necesario, busca ayuda.