Escrito por: Icami Tiba
Cada vez está más clara la importancia de la participación del padre en la vida de los hijos, en la educación y hasta en el embarazo, pero hay un dato innegable: la maternidad es diferente de la paternidad.
Uno de los grandes problemas de la maternidad es la falta de sueño de la madre, su imposibilidad de dormir bien. Cuando el bebé nace, su mamá empieza a no dormir bien, lo que es sumamente cansado. De ahí surgen dificultades y enfermedades que normalmente el sueño evita, porque el sueño es el gran reparador del cerebro.
Hasta losEs la mujer la que da a luz y amamanta, por tanto, es natural que su participación en la situación sea mayor. En ese momento, la actitud del padre será la de contribuir en lo que pueda ocho meses de embarazo, aproximadamente, la mayoría de las mujeres duerme ocho o más horas cada noche, además de las pequeñas siestas diurnas. Cuando el embarazo va llegando al fin, gran parte de las mujeres embarazadas empieza a tener dificultades para dormir. Sueño no les falta, pero no les es fácil acomodarse en la cama, encontrar una posición cómoda. Muchas veces, la ansiedad va aumentando a medida que se acerca la fecha probable del parto, haciendo agitadas las noches de sueño. La futura mamá ya se está preparando para lo que le espera. Durante mucho tiempo ya no podrá dormir más de cuatro horas seguidas. Inmediatamente después del parto, la madre queda tan ligada al bebé que no duerme bien. Su sueño es discontinuo, y por lo tanto, poco reparador.
El marido puede colaborar mucho con la mujer en la difícil fase del post parto, un periodo que se extiende alrededor de seis meses después del nacimiento. El apoyo y la comprensión son fundamentales y benefician tanto a los padres como al bebé. La llegada de un bebé ocasiona muchas transformaciones en la vida de la pareja, sobre todo en la de la mujer, y es normal que eso genere algunos desequilibrios.
Un argumento muy usado por el padre no integrado —para no participar ni ayudar a la mujer, es que tiene que levantarse temprano para ir a trabajar al día siguiente. Algunos hombres se ofrecen para dormir en el sillón de la sala o en otro cuarto. Eso, en realidad, poco ayuda a la mujer. Otros se despiertan con el llanto del bebé, pero en vez de levantarse para atenderlo, despiertan a la mujer para que vaya a ver al niño. Un marido no integrado sólo agrava los problemas de la mujer con el bebé. Su esfuerzo de integración con ella es un gesto de amor que ayuda mucho a todos en esa etapa.
Escrito por: Icami Tiba
Psiquiatra, psicoanalista y creador de la Teoría de la integración relacional.
Autor del libro Quien ama educa de Editorial Santillana.