Bienestar

¿Problemas de comunicación?

Ayer a las tres de la mañana mi perro enfermó de su panza. Sus intestinos le jugaron una mala pasada y tuve que hacerme cargo de la situación sin chistar. Luego saltó a mi cama y me pidió cariño, se sentía mal, podía verlo en sus ojos, comencé a acariciarle el lomo hasta que empezó a quedar dormido entrando en una profunda y relajada respiración. Los minutos seguían pasando y la madrugada comenzaba a despuntar para convertirse casi en la hora en la que tenía planeado levantarme

Mientras lo apachaba me puse a pensar en lo magnifico de esa relación. ¿Cómo una bestia peluda se entregaba a un ser humano? ¿Qué había entre nosotros? ¿Cómo era posible que me pidiera afecto? Si bien es mi mascota desde hace casi 13 años, no deja de asombrarme, y lo cierto es que la cercanía que podemos tener inter- especie es muchas veces mayor a la que solemos tener con individuos de nuestro mismo colectivo.

Empecé a recordar las justificaciones de las personas a la hora de no “llevarse bien” con otros, las excusas que conforman el “no pensamos igual” “tenemos miradas diferentes” “hay mala comunicación porque creemos en cosas distintas” y a mi lado un cuadrúpedo que no tiene el mismo lenguaje que yo, podía hacerse entender sin usar un solo signo lingüístico. Pensé ¿Qué nos sucede a los humanos? ¿Por qué creemos que la buena comunicación depende de las coincidencias?

Si a la legua en ese cotidiano acto entre un perro y su amo es factible que la comunicación funciona, aunque no piensen lo mismo. La respuesta está en el fanatismo que los hombres (como especie) le ponemos a las creencias, a
los juicios, a las interpretaciones. No podemos aceptar, pese a saberlo, que las cosas son simplemente como las observamos, que no conocemos la naturaleza de la vida misma, que nuestro acceso al mundo está limitado por los sentidos, y sin embargo, defendemos a ultranza nuestras posturas, sin importar el otro.

Si podemos relacionarnos con otros seres tan diferentes ¿Cómo podemos tener tantas complicaciones a la hora de crear relaciones de pareja, de amistad, familiares o profesionales?

¿Qué nos falta?
Miré a mi perro dormir tan fluidamente y me di cuenta que lo que él tiene es CONFIANZA, y un olfato muy desarrollado para percibir el amor que le tengo. Esa confianza le permite acercarse y pedirme lo que necesita, sin temor a ser rechazado. ¿Cuántas veces ocultamos nuestras necesidades por temor a mostrarnos vulnerables? Evidentemente cuando vivenciamos problemas en la comunicación no dependen de las diferencias, sino de los temores ocultos que nos imposibilitan mostrarnos en lo que estamos sintiendo. Si pudiéramos ser fieles como nuestros perros a lo que experimentamos seguro tendríamos menos conflictos de comunicación. Podríamos darnos al deleite de pedir afecto, contención o escucha, en lugar de esperar que el otro adivine lo que queremos y nos evitaríamos muchas frustraciones.

Una vez más, los animales nos enseñan lo sencillo que es la vida, pero nuestra cabeza con sus múltiples mentes siempre nos lleva a querer encontrar el trébol de cuatro hojas, cuando son tan lindos los de tres, que son los reales. Comunicación, no es informar, sino tener la aptitud de compartir, de accionar en conjunto, de involucrarnos con los demás desde el afecto, desde lo propositivo para construir un instante mejor.

Chuchi Gonzalez
wwww.chuchigonzalez.com
Terapeuta Holística- Biomagnetista- Coach – Escritora

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