¿Qué elementos aportan las mujeres a la empresa? ¿Cuáles son los obstáculos que debe superar para poder interrelacionarse con el resto a la hora de tomar decisiones? Estos y otros son algunos interrogantes que mujeres ejecutivas se hacen a la hora de trabajar. A continuación algunas claves para tener en cuenta para obtener o mantener puestos ejecutivos.
La mayor incomodidad que experimentan las mujeres en sus trabajos es cuando deben responder por sus fortalezas. ¿Por qué sucede esto? Según algunos estudios internacionales, las mujeres son muy humildes a la hora de venderse o promocionarse a sí mismas, debido a que pretenden no subestimar a sus compañeros menos exitosos. Sin embargo, en los tiempos que corren las manifestaciones de los logros es esencial para poder lograr un éxito duradero, ya que la capacidad de venderse o de manifestar potencialidades son pequeñas cuestiones que hacen la diferencia a la hora de lograr un ascenso laboral.
Antes de tomar confianza en sí mismo, hay un prejuicio que debe erradicarse: la idea de que manifestar los logros propios resulta soberbio o arrogante. Muy por el contrario expresar estos logros deja entrever al jefe la dedicación, preocupación y tenacidad por el trabajo. Además la manifestación de las potencialidades propias sirve como aprendizaje para el resto de las personas, sobre cómo es que los problemas deben resolverse.
Las mujeres en puestos de liderazgo, según un informe de Harvard Business Review de 1990, alientan a la participación, elevan la autoestima de sus empleados haciendo que el trabajador se entusiasme con sus tareas, socializa la información y contribuye a que tanto la empresa como sus empleados logren el equilibrio necesario para lograr altos beneficios. Semejantes logros deben ser socializados en todos los ámbitos para que el mejoramiento de las relaciones laborales sea la expresión máxima para un liderazgo efectivo.
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