Escrito por: Rebeca Harfuch
Reconozco como dice el refrán “El horno no está para bollos”, y es que así me siento yo dijo Sara, estoy pasando por momentos difíciles.
Después de casi 20 años de laborar donde estoy, las cosas no van bien. Se me ha pedido que me retire.
Así que he empezado la búsqueda para encontrar un nuevo trabajo, pero el panorama no se ve muy bueno. Los años pasan y ahora a mis 58 veranos, son los que no me dan nuevas oportunidades, a donde he ido lo máximo requerido son 45 o 50 años.
Aún no puedo jubilarme pues a Dios gracias no padezco una enfermedad que me impida trabajar. Y, en cuanto a semanas cotizadas para obtener mi jubilación estoy en 962 de las 1250 requeridas.
Así que me siento terriblemente preocupada, agrégale que no tengo un centavo ahorrado, pues tal cual entra la quincena, tal cual sale.
Sara amiga querida, no es consuelo, pero se que la gracia de Dios es grande como grande es tu corazón, y yo te abro el mío, mi casa y cuanto poseo. Ya verás que el panorama se abre y tu y yo estaremos como hoy compartiendo nuestro café irlandés, con nuestros cuernos rellenos de chocolate, con una sonrisa y no en medio de lágrimas compartidas que oprimen nuestro corazón.
Sara, queridísima, Sara, hoy éste hombro está para cobijarte.