Escrito por: Christine Carter
“Mi adolescente simplemente NO está agradecido por nada de lo que hacemos por él, sigo intentando introducir prácticas de gratitud a la hora de la cena, pero él sólo se pone de malas por eso. ¿Qué puedo hacer?” He escuchado esto muchas veces en mis clases para padres.
Con la cercanía del fin de año, he estado pensando muchísimo acerca del poder de la gratitud – “El poder” como el experto en gratitud Robert Emmons explica en un video (poner link de video). “de sanar, brindar energía y cambiar nuestras vidas”
Pero también he recordado que algunas intervenciones de gratitud – prácticas que los investigadores diseñan para incrementar la gratitud en los individuos – no siempre funcionan para todos. De hecho, muchos estudios prominentes al respecto, han demostrado que para algunas personas, practicar concientemente la gratitud (en ciertas formas preescritas) de hecho no los hace sentir más agradecidos.
Queremos sentir más gratitud – y queremos que nuestros niños también lo hagan – porque la gratitud está tan profundamente relacionada con la felicidad, que las dos son prácticamente indistinguibles una de la otra. El opuesto de gratitud es soberbia, lo que brinda sentimientos negativos como decepción o frustración. Pero cuando somos agradecidos, nuestro mundo se llena de emociones positivas como amor, compasión, entusiasmo, y confianza – y nuestra satisfacción con la vida va a elevarse.
Lo que hemos aprendido de las intervenciones de gratitud que no funcionan, es que lo que no te entra, no puedes obligar a que te entre. Así como no podemos decirle a un bebé que se ría a la hora de la cena sólo por sentirse bien, no podemos simplemente decir a nuestros adolescentes que se sientan agradecidos para que puedan obtener los beneficios.
Entonces ¿cómo podemos ayudar a nuestros adolescentes engreídos a ser más felices a través de la gratitud?
Lo primero que tienes que recordar es que la tarea única de desarrollo de un adolescente es la individualización: separarse de los padres que sólo buscan un poco de aprecio.
Cada vez que los adolescentes toman tu consejo – acerca de cómo ser felices, o siguiendo tus instrucciones de practicar la gratitud – ellos se establecen a si mismos como dependientes de ti y de tu gran sabiduría. Pero el objetivo principal como adolescente es que tú reconozcas su sabiduría, su independencia. Es aquí donde está el problema.
La gratitud nos hace más felices porque es una emoción social; cultiva nuestro sentido de que estamos conectados con los otros. Y las conexiones sociales – lazos con amigos, familia y vecinos – son la materia prima de la felicidad. Pero si tú eres un adolescente tratado de probar tu independencia, la gratitud puede hacerte sentir más agradecido con tus padres o maestros. Lo que no se siente bien.
Esto no significa que tengamos que darnos por vencidos en enseñar a nuestros adolescentes a expresar más gratitud en sus vidas. He aquí algunas sugerencias para practicar la gratitud con adolescentes.
- Promuévela de forma indirecta, fomentando el altruismo más que la gratitud. Ayudar a otros evoca sentimientos de gratitud, compasión y confianza en personas de cualquier edad.
- Permite la burla o el humor en las expresiones de gratitud. Mi papá solía preguntarnos las razones por las que estábamos agradecidos con las personas de las que nos quejábamos, esto llevaba a muchos comentarios sarcásticos como “bueno, estoy agradecido de que ya no tengo clases con ella”. Algunas veces la gratitud adolescente es un poco minimalista.
- Usa la gratitud para cultivar el crecimiento personal en tiempos difíciles. ¿Qué aprendiste de esa terrible experiencia? A pesar de la dificultad ¿Qué es lo bueno que obtuviste? El objetivo es obtener algo como “Gracias a dios que X paso, porque de otra forma no hubiera tenido Y oportunidad”
- Sé persistente. Cuando los adolescentes sienten auténtica gratitud, es una emoción positiva para ellos como para cualquier persona. Cuando ellos practican la gratitud de tal forma que funcione para ellos, los sentimientos de gratitud se vuelven habituales. Aun si se resisten al principio – recuerda, es su trabajo como adolescentes – he escuchado de muchas historias adolescentes que se resisten que crecen como adultos apreciativos.
Como Mike Riera ingeniosamente describe en su libro “Staying connected with your teenager”, los niños necesitan luchar con y para su autonomía, y esto algunas veces implica luchar con sentimientos de soberbia y dependencia. Nuestro trabajo como padres es ayudar a nuestros adolescentes a convertirse en expertos en ellos mismos – incluyendo de qué se sienten agradecidos – y ayudarlos a descubrir lo que quieren para ellos.