Llegó a casa y subió corriendo a su cuarto sin siquiera saludar. No salió en toda la tarde. Cuando fuiste a verla estaba llorando, encogida en su cama. Te dijo que esperaba un bebé, y ahora no sabes qué hacer.
Primero, es vital que te tranquilices. Tu shock no es nada comparado con el de ella. Tú eres madre, ya has vivido muchas cosas. Ella está empezando y ahora está en un aprieto y, aunque es responsabilidad suya, necesita tu apoyo más que nunca.
Segundo, evita los regaños, los reclamos y los gritos. Ella está asustada y lo que menos necesita, de momento, es eso. Ayúdale a calmarse, a pensar con claridad. Habla con ella y deja que se desahogue. Es esencial que te ganes su absoluta confianza. Que sepa que estás ahí para apoyarla y no para juzgarla.
Tercero, una vez que se tranquilice, discutan seriamente y con respeto lo qué va a hacer ahora. Evita los reclamos y las acusaciones. Pregúntale qué quiere y sé sincera con ella sobre lo que tú sientes al respecto. Explícale el panorama lo mejor que puedas. Ella tiene que entender que tú eres su apoyo, pero no absorberás la responsabilidad completa.
Cuarto, lleguen a un acuerdo. Decida lo que decida, necesitan hablar sobre lo que pasará. ¿Lo va a tener? ¿Y el papá cómo apoyará? ¿Seguirá estudiando? ¿Se meterá a trabajar? ¿Cómo van a repartirse gastos? Siempre es mejor dejar todo en claro desde el principio. Adquieran el compromiso de ayudarse una a la otra.
Quinto, mantén siempre abiertas las vías de comunicación. En el camino seguramente surgirán dudas, preguntas, miedos y enojos. Esto es importante tanto entre tú y ella como con el resto de la familia. Mantén la distancia de su relación con el padre si éste se involucra. Tú estás cooperando por tu hija y el futuro bebé. Aconséjala, pero deja que tome sus propias decisiones. Ya no es la niña que puedes proteger, entonces lo mejor que puedes hacer es guiarla para que se valga por sí misma.
Sexto, no te culpes. Siempre ten en cuenta que tú hiciste lo que consideraste mejor para ella. Todas somos humanas, no somos perfectas, y nuestras hijas tampoco lo son. Platica con tus amigas, tus parientes o pareja. No te guardes el vendaval de sentimientos. Purifícate. Tienes que estar bien para apoyar mejor a tu hija y su bebé. Anima a tu hija a hacer lo mismo. Si sienten que no pueden manejarlo solas, busquen ayuda de un especialista.
Fuente: Annblogs.com