Se han hecho muchos estudios y se han tomado infinidad de medidas para terminar con las injusticias contra los más pequeños en el mundo. Con estas acciones se ha conseguido bajar el número de muertes infantiles e incluso acercar las cifras de niñas que pueden acudir a las escuelas de primaria a la de los niños. No obstante hay otro periodo de la vida igual de importante y al que no se le ha prestado tanto interés: la adolescencia.
Los avances en cuanto a esperanza de vida y educación de los niños de primaria han sido muy notables, no obstante estos cambios no lo han sido tanto en la época adolescente. Más de 70 millones de jóvenes en edad de cursar los primeros años de secundaria no asisten a clase y las niñas aún no alcanzan a los chicos en acceso a secundaria.
Si los adolescentes no reciben educación no pueden adquirir los conocimientos y las aptitudes que necesitan para eludir los peligros de explotación, abuso y violencia a los que están expuestos, especialmente en la segunda década de sus vidas. En Brasil, por ejemplo, entre 1998 y 2008 se salvaron las vidas de 26.000 niños menores de un año, lo que determinó una notable reducción de la mortalidad infantil. Pero en ese mismo decenio fueron asesinados 81.000 adolescentes brasileños de entre 15 y 19 años.
Formar a los adolescentes puede evitar que estos tengan que hacer frente a una vida adulta antes de tiempo."La adolescencia es un período crucial en el que tenemos la posibilidad de consolidar los avances que hayamos logrado en la primera infancia, pero también es una época en la que se corre peligro de perder todo el terreno conquistado", afirmó Anthony Lake, Director Ejecutivo de UNICEF, Fondo de Naciones Unidas para la Infancia. "A partir de ahora, debemos dedicar más atención a los adolescentes, y en especial a las niñas adolescentes, invirtiendo en su educación y su salud y adoptando otras medidas que les permitan incorporarse en el proceso de mejorar sus propias vidas".
La adolescencia es una época crucial, ya que es en esta en la que se acentúan más las desigualdades y la pobreza. Los jóvenes que viven en situaciones de pobreza tienen muy pocas posibilidades de pasar a los estudios de secundaria, siendo así un blanco fácil para la explotación o el abuso. Este es el caso de quienes son explotadas como empleadas domésticas o que contraen matrimonio cuando aún son demasiado jóvenes.
Estos matrimonios a destiempo se dan sobre todo en los países en vías de desarrollo y suponen graves problemas para los jóvenes. Corren mayor riesgo de entrar en un ciclo de maternidad prematura, todo un peligro teniendo en cuenta las altas tasas de mortalidad materna y de desnutrición infantil.
El 88% de los adolescentes del mundo vive en países en desarrollo. Aunque en términos generales los adolescentes del mundo son hoy más saludables que en el pasado, aún están amenazados por muchos factores, como las lesiones y heridas producidas por accidentes, los desórdenes alimentarios, el uso indebido de sustancias químicas y drogas y los problemas de salud mental. Se calcula que uno de cada cinco adolescentes padece algún problema de salud mental o de comportamiento.
La falta de trabajo sigue siendo un problema en la mayoría de los países. El mercado laboral es más especializado y demanda conocimientos y aptitudes con los que muchos jóvenes no cuentan. Así, no sólo se derrocha el talento de los jóvenes sino que las comunidades donde viven pierden valiosas oportunidades.
Los adolescentes confrontan un gran número de desafíos mundiales tanto presentes como futuros. Entre ellos, la actual inestabilidad económica, el cambio climático y la degradación ambiental, el vertiginoso proceso de urbanización y migración, el envejecimiento de algunas sociedades, el aumento constante del costo de la atención de la salud, y las crisis humanitarias cada vez más numerosas y profundas.
"Millones de jóvenes en todo el mundo esperan que hagamos más por ellos", subrayó el Director Ejecutivo de UNICEF. "Si les facilitamos las herramientas que necesitan para mejorar sus vidas posibilitaremos la aparición de una generación de ciudadanos económicamente independientes que participen activamente en la vida cívica y que colaboren de manera positiva con sus comunidades".
Fuente: Mujeres y Cía