Pareja

El pingüino

el-pinguino¿Sabían que los pingüinos tienen una sola pareja toda su vida? Pues es cierto. Muchas de nostras quisiéramos conocer uno ¿no? Que nos colme de fidelidad.

Mi mejor amiga Romina me contó que conoció un pingüino alguna vez con disfraz de carne y hueso, “parecía” elegante, serio, mesurado” y al ser pingüino pues supuso que también era fiel.

Al paso de los días las expectativas de Romina ante el pingüino iban en aumento, su serenidad tomó el atajo incorrecto y aunque vaciló continuó en esa perenne necesidad de solo ver la potencia y no el verdadero ser. Romina juraba que caminaba como pingüino y también que emitía sonidos de pingüino, le gustaba el frío y el blanco y negro eran sus colores favoritos, yo diría más bien el blanco, por fuera, únicamente por fuera.

Pero la facha de pingüino se veía solo con lentes de tercera dimensión, así que la ilusión de Romina los fabricó y los vendió a un espejismo que se los regaló a mi amiga. Romina amó los lentes, no se los quitaba ni para dormir pues si de casualidad el viento los movía un poco corría el riesgo de dejar de ver al “disque” pingüino.

Muchas personas intentaron quitarle los lentes, hasta robárselos, otras buscaron dialogar con ella -como yo por ejemplo- para hacerle ver que los lentes la situaban en un mundo que no era paralelo y en el que la realidad no era parte de los habitantes; pero Romina era terca y siguió usando sus lentes para ver a ese pingüino: alto, medio gallardo, fuerte y para ella.

Romina pensaba que las personas que querían despojarla de sus lentes tenían envidia de que había conocido a un pingüino, “nadie más conocía un pingüino”, se decía todo el tiempo, entonces al ver algo que no tienen sienten envidia. Al terminar ese pensamiento, Romina sonreía y pensaba “yo lo tengo, yo lo tengo” y vivimos felices en nuestro iglú.

Ya había tenido varias amenazas de ventarrones, desde el inicio, sin embargo, Romina decidió ignorarlas y cada que el viento intentaba quitarle sus lentes, ella se aferraba a ellos como un niño pequeño a su madre. Estaba sumergida en su idea, sus esperanzas y sus expectativas respecto del pingüino, nadie la alejaría de eso.

Creo que Romina, en soledad, se sinceraba continuamente y en su interior siempre supo que un pingüino y un humano no podrían relacionarse. Esos pensamientos se iban rápido porque tenía sus lentes y además pensaba que con todo lo que tenía para dar, el pingüino, algún día, podría convertirse en humano.

Así estuvo varios meses, hasta que una ventisca le tiró los lentes y se los llevó, solo Dios sabe dónde y entonces… vio. Vio a aquel personaje que de pingüino tenía solo la frialdad. Empezó a percatarse de que no era un pingüino ni tampoco gozaba de la fidelidad, aunque eso le llegó como epifanía tiempo después.

El sol salió y derritió todo aquello que existió dentro del iglú, sus rayos de luz azotaron contra todo el hielo y nada quedó, ni agua; esa se evaporó junto con los planes y las apariencias. Tras varios sentimientos encontrados, calvarios de reflexiones y arduas horas frente al espejo, hoy Romina entiende la huída de sus lentes, entiende que no hay culpas, solo reacciones, que no hay rencores, solo consecuencias y que los pingüinos y los humanos no pueden cohabitar. Al menos, no esa humana con ese pingüino.

Después de tomarnos un café cuando el sol se estaba poniendo, Romina agradeció la experiencia, manifestó su grado de ignorancia por confundir un humano con un pingüino y confesó que los lentes le habían provocado el deseo de ser una pingüina. No se arrepiente pues la partida de los lentes le regresó todo aquello que había perdido al usarlos.

Al final, mi amiga tiene los ojos libres, sin esos lentes de tercera dimensión que le impedían ver el bosque y que además “aquí entre nos” se le veían espantosos, no iban con su personalidad, más calientita, menos torpe, con muchas ganas de seguir su camino aunque no hacia otro iglú y plenamente orgullosa de ser una humana.

Escrito por: Evangelina Jiménez Olvera.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*