El viernes pasado tuve una cena en la cual había gente que no conocía. Ella estaba sentada en la otra punta de la mesa.
La noté enseguida, antes de comenzar a cenar. Me impactó algo que noté en su cara. Ella miraba a su marido –sentado a su lado- con los ojos llenos de amor. Debo decir que lo que ella transmitía era algo tan fuerte que, mientras yo la observaba, el resto del mundo pareció desaparecer.
Había más personas, charlas, ruidos de platos, preguntas sin responder, algún niño corriendo. Sin embargo, quedé absorta ante lo que yo estaba viendo.
En sus ojos había amor. Del incondicional, de ese que todos queremos encontrar y retener bien cerca para el resto de nuestros días. Para mí, ese momento fue una caricia para el alma. Es hermoso notar que estamos rodeados de sentimientos puros y que sólo hay que estar dispuesto a verlos para conectarnos con ellos.
Me puse a pensar de qué manera transmitir en mi blog esta sensación de plenitud y de tranquilidad profundas que ella irradiaba. Es que es tanta la gente que me escribe -o que me encuentro en la vida- y está descreída del amor de pareja, triste, padeciendo la soledad, fruto de experiencias pasadas poco felices, que quise dar un mensaje de esperanza, basado en hechos reales.
Por su mirada, tuve el convencimiento absoluto de que:
El amor existe. Esto sí que lo sabes, pues albergas dentro de ti sentimientos profundos por distintas personas que están cerca de ti (y por otras que están lejos).
El amor de pareja también existe. Es palpable y estoy segura de que hay ejemplos a tu alrededor.
Para encontrarlo, dos puntos a tener bien presentes:
Primero: es absolutamente necesario que te des cuenta de que es una realidad cotidiana para muchas personas. Como por ejemplo, esta mujer. Si ella lo experimenta, está allí, en algún lado, dispuesto a que le abras tu corazón y lo dejes entrar en ti y transformarte.
Segundo: examina tus “peros”. En este momento, piensa conmigo: Me gustaría tener una pareja estable, pero… (y acá aparecen ideas valiosas, como por ejemplo: pero no creo en el amor, ya estoy grande, tengo hijos pequeños, he sufrido demasiado, me da miedo, etc.). Tus peros son los que se interponen entre ti y tu posibilidad de atraer a una persona que completará tu círculo interno. Dije que son ideas valiosas, porque cada pero que aparezca es una oportunidad para que dejes atrás limitaciones y momentos de soledad, así que dales la bienvenida y trabaja internamente con ellos para cerrar etapas pasadas y abrirte al presente y al futuro sin arrastrar esos obstáculos.
Volviendo al viernes a la noche, no pude con mi genio y, al terminar la cena, cuando ella se paró fui a saludarla y a comentarle lo que había percibido. Se sonrojó, lo que me dio aún más la certeza de que está muy enamorada, y me contó algunos detalles: que se casó “grande”, a los 32, que sí adora a su marido, que nunca le habían comentado nada semejante.
En ese momento, se acercó el marido (quien tiene menos de 40 años) y sonrió al escuchar sobre lo que hablábamos. Los dos están en la misma sintonía y eso, indudablemente, alimenta el sentimiento mutuo.
Es que el encuentro de almas existe. Es el que da paso al verdadero amor.
No te conformes con menos.
Escrito por: Merlina Meiler