Estaba ya contando los minutos para salir de la oficina; tan solo 15 minutos más y serían las 7pm; tiempo en el que tomaría mis cosas e iría a casa con mis hijos y esposo; eran vísperas de Navidad, me urgía ir a casa a hacer la carta de navidad con mis hijos.
Suena el teléfono y la secretaria me dice con voz preocupada –habla tu esposo- .Él solo se limita a decirme -vente enseguida, Daniel se perdió- .
La sangre se me congeló y de inmediato comenzaron a brotar lágrimas de mis ojos, en la entrada de la empresa estaban ya la secretaria y mi jefe quienes no querían dejarme ir sola, insistían en llevarme a casa, a lo que finalmente accedí con tal de salir rápido. Daniel solo tenía 6 años y estaba solo en la calle fría y oscura. Era lo único en que pensaba.
El camino a casa regularmente de 35 a 40 minutos me pareció eterno, aún cuando tan solo nos bastó 20 minutos para llegar. A medio camino mi esposo volvió a llamar, esperaba me dijera que ya lo había encontrado; pero sólo quería saber si ya había llegado a casa, pues él seguía recorriendo las calles con el bebé dormido en sus brazos y sin nada para cubrirlo.
Ya sólo estaba a unas cuadras de llegar cuando vuelve a sonar el teléfono y escucho la voz de mi marido quien dice que al volver a casa había encontrado a Daniel.
Al llegar, vi a mi esposo abrazando a Daniel, los dos con lágrimas en los ojos; en ese momento me desbaraté y comencé a llorar como Magdalena, lo abracé con todas mis fuerzas y le dije que lo amaba muchísimo y que jamás se volviera a salir de casa solo. Ya estando más tranquila pedí una explicación a mi esposo: que había ocurrido???, se supone que él los estaba cuidando!! En ese momento mi trabajo tenía un horario de 9 a 2 y de 4 a 7; mientras que mi esposo trabajaba de 4 am a 12 del día; razón por la cual a medio día comíamos juntos y luego se quedaba a cargo de los niños por la tarde hasta que yo volviera. La explicación fue: huyó de la casa!
Por qué Daniel decidió huir de casa??
En esos día Daniel estuvo muy presionado por nosotros, ése era su primer año de primaria y en la escuela no le iba muy bien, la maestra pedía hablar con nosotros casi cada semana; se quejaba continuamente de que Daniel era un niño demasiado distraído, -no pone atención, se la pasa haciendo dibujos feos, no convive más que con otros niños problema- nos decía. En repetidas ocasiones nos pidió que lo lleváramos con un psiquiatra para que lo medicara, ya que según ella era un niño con Déficit de Atención. En una carta que tiempo después le pedí a la maestra lo describe como un niño distraído, irresponsable, muy difícil para hacerlo trabajar, retraído, irritable y muy fantasioso, que sólo se pasaba el recreo inventando historias con personajes y dibujos que parecían sacados de una historia de terror. En general me culpaba a mí de no atenderlo por estar todo el día ausente, en el trabajo.
Durante un tiempo, hicimos o tratamos de hacer lo que ella nos aconsejaba, dejé de trabajar por las tardes, aunque eso significó la mitad de mi sueldo; lo presionábamos de sobre manera a hacer las tareas y los pendientes que nunca terminaba dentro de la escuela; la maestra todos los días nos mandaba un mensaje donde nos decía si había trabajado o no; y esto generalmente decía que no. La escuela se estaba volviendo un calvario para todos nosotros, ya solo nos dirigíamos a Daniel para regañarlo y ponerlo a hacer la tarea, él nos empezaba a odiar. En su cuarto las paredes estaban ralloneadas con letreros que decían “te odio papi” , “ya no te quiero mami”.
Al día siguiente de la huída de Daniel decidí buscar ayuda, salí a la calle a ver que encontraba, que escuela, que institución o que doctor me podía ayudar, de pronto ví un letrero que decía Club de Tareas, especialistas en niños con déficit de atención. De inmediato entré y pedí informes; la psicóloga a cargo me atendió, escuchó toda nuestra problemática y me sugirió empezar a hacerle unos estudios psicológicos para saber si en realidad el niño tenía algún déficit de atención. El costo era muy alto; pero decidí solicitar un préstamo en la oficina. Mi jefe ya conocía todos los problemas y dificultades que pasábamos con mi hijo, por lo que de inmediato me autorizó el préstamo.
El estudio tardó 5 semanas; cuando apenas íbamos en la segunda semana la psicóloga habló conmigo y me dijo que estuviera tranquila pues según había visto el niño no tenia Déficit de Atención; por lo que su estudio giraría en torno a algo muy diferente, pero que prefería no adelantarme nada hasta tener resultados concretos. A Daniel le encantaba ir a las sesiones con la psicóloga; en cada sesión él se tornaba más contento con nosotros e incluso trabajaba mejor en la escuela. Al término del estudio la psicóloga me entregó un documento apropiadamente encuadernado con los datos de Daniel y una completa descripción física y emocional;
La doctora me dijo lo siguiente:
Le tengo buenas y malas noticias, un poco de todo; La buena, Daniel no es un niño con Déficit de Atención, más bien se trata de un niño “superdotado” con IQ de 154 puntos según la escala de Wish; la mala es que al ser tan inteligente necesita otro tipo de educación, con mas estímulos y motivación, razón por la cual no le está funcionando la escuela actual. Es necesario que se le dé un seguimiento psicológico y pedagógico de cerca, ya que su cerebro avanza más rápido incluso que sus mismas palabras; por eso habla tan rápido!!! La escuela debe ser personalizada, es decir en grupos pequeños, pero que sobre todo la maestra tenga el tiempo necesario para llevar un programa adecuado con él; su educación debe ser a base de retos y estímulos.
Fue a partir de entonces que comprendí cada una de las reacciones de Daniel, sus juegos, sus pasatiempos, sus habilidades que hasta entonces no había captado que no eran las comunes en los niños de su edad; incluso disfrutaba más de la compañía de los adultos. De inmediato me dediqué a buscar una escuela que cumpliera con los requerimientos citados por la doctora.
La escuela en la que actualmente estudia Daniel basa su educación en un método llamado “constructivista” lo cual ha sido de total beneficio para él; su avance en cuanto a relaciones con otros niños e incluso su estado emocional ha sido grandioso; él ha sido desde entonces un niño que a la par de la escuela lleva por convicción propia talleres y cursos estimulantes; la atención psicológica ha sido un factor preponderadamente importante para él y para nosotros. Los dibujos que su antigua maestra de primero de primaria desdeñó como salidos de una pesadilla, con el tiempo y con clases de cómics se han convertido en una historia fantástica que Daniel piensa llevar al cine (seguro lo hará), ya lleva escritos 54 capítulos así como el guión del primero. Está a solo unas semanas de cumplir 10 años; su fiesta de cumpleaños lleva como tema los personajes de su película, entre mi hermano (estudiante de diseño gráfico) y él mismo, están haciendo los dibujos en 3D, planeamos tener pastel, letreros, manteles y bolos con estos personajes.
MENSA y TELEGENIO han sido de gran ayuda para nosotros ya que nos han guiado sobre la atención de mi hijo. La Universidad de Guadalajara, el programa CAS (SEP) y el CEICREA han sido también fundamentales y partícipes en su seguimiento.
Hasta el momento toda la educación de mi hijo y su seguimiento psicológico ha sido financiado por recursos propios; muchas veces los abuelos han tenido que contribuir también económicamente, ya que Daniel es un niño con mucho potencial y ganas de aprender y a que desafortunadamente en México aún nos queda mucho camino por recorrer para la atención de los “niños superdotados”. Nos hace falta un adecuado sistema de educación que tenga la capacidad de reconocer a estos niños para que no sean incorrectamente diagnosticados con TDA (Trastorno de Déficit de Atención); y a la vez un programa de apoyo para el seguimiento psicológico del niño y su familia; así como para poder brindarles toda clase de talleres, cursos y estudios que sus ágiles mentes requieren para nutrirse.
El 2% de la población en México tiene un IQ por encima de 132 puntos; desafortunadamente solo el 6% de ellos está diagnosticado correctamente y tan solo la mitad de ellos cuenta con recursos apenas suficientes como para brindarles atención y educación especial. Gran parte de los niños con altas capacidades al no ser tratados de la manera adecuada se convierten en resentidos sociales, algunas veces tachados de tontos, retrasados y hasta se conocen casos de estafadores y asesinos en serie pues terminan desahogando su frustración ante la sociedad de formas inverosímiles. Tener un niño “genio” en nuestro país como correctamente me dijo la doctora es una buena noticia, pero también mala ya que la carga económica para sobrellevar a estos niños generalmente se encuentra fuera del alcance de una familia de ingresos promedio. Imaginan como sería nuestro país si se les brindara la atención adecuada a todos estos niños?????
Escrito por Ana Marcela Herrera Ramos