Una sexualidad sana parte de una buena comunicación sexual entre la pareja. Él no puede saber lo que te gusta sin que tú se lo digas, ni ella puede saber que te encanta que te acaricie de esa manera si no se lo dices.
Y Y qué decir cuando nos hacen cosas que no nos gustan y nos quejamos de nuestras parejas cuando tan si quiera se lo hemos comentado nunca.
Por tanto, hablar. Hablar, hablar ¡y hablar!
Disfruten del sexo de otra manera, probablemente te sorprenderá todo lo que creías saber y lo que aún te queda.
Desde aquí os propongo unos cuantos pasos para comenzar a hacer de vuestra sexualidad un mundo más divertido.
¿Has probado alguna vez a contarle tus fantasía? Estoy segura de que tu pareja está deseando conocerlas, y no sólo eso, seguro que no esperará mucho tiempo para llevarlas a la práctica, deja la vergüenza a un lado.
Enséñale dónde te gusta, cómo te gusta, la intensidad, cómo comenzar y dónde terminar. Plantéalo como un juego para que nadie se sienta ofendido, puedes decirle “Hoy te dirijo yo” y llevar su mano por donde más te plazca, tu pareja se dará cuenta que te encanta y repetirá.
Lo básico es el respeto mutuo, si algo de lo que te propone o de lo que tú propones no gusta, no dejes que surja ningún conflicto, siempre hay un punto intermedio en el que pueden disfrutar ambos.
