Si estamos cansados de nuestras paredes y queremos que nuestra estancia parezca más alta, una buena solución es pintarla con rayas verticales. Si conseguimos pintar las rayas de forma que estas sean perfectamente paralelas, crearemos una sensación de altura, que visualmente elevaría nuestro techo.
Lo primero es pintar toda nuestra pared de un color básico, el que más nos guste. El efecto que buscamos con las rayas verticales será todavía mayor si el elegido es un tono blanco o claro. Una vez seca, ya está preparada para recibir las rayas, buscaremos el punto medio, a partir de él realizaremos una serie de divisiones de tal forma que en las esquinas, las franjas que pintemos queden completas y no de un grosor diferente al resto.
Para conseguir una raya vertical perfecta, podemos utilizar el tradicional hilo con uno de sus extremos sujeto al techo y en el otro algo con peso, para que la línea vertical caiga perfectamente, una vez planteado el hilo, marcaremos las franjas con un lápiz y cuando estas estén perfiladas cubriremos con una cinta especial y pintaremos en interior. Una vez que la pintura se seque retiramos la cinta.
Una habitación pintada a rayas gana en dinamismo, aporta color y cambia el estilo de la estancia.
Si lo que queremos crear es un efecto visual que haga que las paredes parezcan más anchas, debemos pintar rayas horizontales en lugar de las verticales.
Debemos tener en cuenta que las paredes decoradas con rayas pueden llegar a cansar. De ahí que los expertos en decoración recomienden su colocación en habitaciones donde no permanezcamos mucho tiempo en zonas de paso. Decorar las paredes con rayas no es muy recomendable en estancias dedicadas al estudio o en aquellas zonas de la casa que soporten mucho tránsito. Además, lo ideal es pintar con ellas sólo una de las paredes de la habitación, así evitamos recargar el ambiente.
Si decidimos pintar una de nuestras paredes con rayas verticales debemos saber que cuanto más anchas mejor, además es fundamental elegir bien los colores para crear el ambiente idóneo. Con colores suaves o neutros obtenemos un clima más apacible y tranquilo, si nos decantamos por colores intensos, el resultado será un espacio más dinámico y moderno.