Regresar a la rutina diaria después del periodo vacacional supone un cambio brusco para el organismo. Adaptarse nuevamente a horarios de comida, descanso y recuperar el ritmo de trabajo puede alterar tu reloj interno. El regreso implica un esfuerzo que, acompañado de la falta de motivación y la lejana visión de un nuevo periodo de descanso, favorece la aparición del síndrome postvacacional.
Si bien no está señalado como una enfermedad, cuando llegan estas fechas, sus consecuencias son evidentes: fatiga, irritabilidad, astenia, tristeza, apatía, ansiedad, insomnio, entre otros. Los psiquiatras lo definen como un estado de ánimo asociado a la preocupación cuyos síntomas son pasajeros y pueden desaparecer en un periodo de 24 horas hasta un mes.
Según Mario Páramo, psiquiatra del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela “hay que enfrentarse a la realidad y algunas personas pueden sentir ansiedad y depresión". Señala que hay pacientes a los que les cuesta más trabajo adaptarse que a otros.
Para que el regreso al “mundo real” no sea una pesadilla hay algunas cosas que puedes hacer:
- Regula tus horarios los días previos a tu regreso a la actividad laboral
- Duerme más horas los primeros días
- Conviene regresar uno o dos días antes del final de las vacaciones para recuperar tus hábitos
- Concéntrate en los aspectos positivos como retomar relaciones con compañeros
- Después de los excesos del verano conviene evitar las comidas pesadas y beber mucha agua.
Escrito por: Revista SuperMujer