Los
amores prohibidos aquellos que sostenemos a escondidas y nos quitan el sueño con la pregunta que da vueltas en nuestra cabeza de si realmente valdrá la pena mantenerse entre las sombras, porque no hay motivo que justifique el amar a alguien a escondidas, como un acto de cobardía.
Lo prohibido siempre nos gusta por el simple motivo de que nos genera adrenalina y emoción, disfrutamos de correr esos riegos pero la verdad es que al final no nos lleva a ningún lado. Si la relación se convierte en algo mucho más serio o los sentimientos han evolucionado la situación seguramente se tornará incomoda para ambos o al menos uno de los dos.
Existen diferentes amores clandestinos, como el que primer amor que se tiene que ocultar de los padres, debido a que se rehúsan a aceptar que su pequeña niña ha crecido o no ven aceptable a ningún pretendiente para ella.
La rebeldía a esa edad no deja ver que los padres tienen la razón y todo lo que hacen es por el bien de los hijos, por ello es primordial llevar una relación de comunicación para no empujarlos al abismo desamparados.
Una de las relaciones más comunes suele ser la del amor infiel, las cuales difícilmente progresara o termine bien. Toda relación que empieza con traición, acaba con traición. Ser la otra en cuestión a la larga solo nos llevará a la depresión y baja autoestima, por eso es sumamente importante valorarse y nunca pasar sobre uno mismo para complacer a otro. Ninguna mujer tiene la necesidad de estar a expensas de los tiempos y cariños de un hombre; si te amas invariablemente llegará un amor que no tengas que compartir ni esconder.
Otro tipo de amores prohibidos son los que no acepta tu entorno o la sociedad, pero la realidad es que no debemos permitir que nadie se interponga ni guíe tus decisiones. Con el tiempo solo se transformará en dolor y angustia por no poder estar libremente con la pareja amada.
Una situación que encontramos frecuentemente en las mujeres es que eligen al hombre menos indicado, aquel que sabemos de antemano no nos conviene pero no quitamos el dedo del renglón. Un gran error en este tipo de casos es pensar que esa persona puede cambiar gracias a nosotros, eso no va a pasar y si fuese así va a llegar el punto en que esa persona retome ciertas actitudes. Reflexiona si verdaderamente quieres una persona así en tu futuro y convéncete de que mereces algo mejor.