La
confianza es un pilar fundamental para que una relación funcione. Al comienzo, solemos confiar casi ciegamente en el otro, y damos por hecho que la persona que está a nuestro lado nunca nos fallará. O bien, dudamos de todo lo que hace o dice, pues venimos de una relación donde hubo traición.
No es bueno ni un extremo ni otro. Cuando se confía demasiado es por la idealización que sentimos hacia la persona amada, especialmente habitual entre aquellas que tienen una autoestima muy baja. Sin embargo, con el paso del tiempo es inevitable que toda idealización se quiebre, lo cual trae consigo una pérdida de confianza.
Aunque el
amor y el cariño estén presentes en todo momento, es muy fácil dudar de nuestra pareja, incluso sin tener razones para hacerlo. Revisar constantemente el teléfono celular o su cuenta de Facebook o Twitter, necesitar que esté pendiente de ti y saber dónde está y qué está haciendo en todo momento… Estas actitudes indican un problema de seguridad y confianza pero en una misma, que te hará sentir rechazada por los demás en muchas ocasiones.
Si este fuera tu caso, deberás trabajar duro para subir y mejorar tu
autoestima, a la vez que mejoras la
comunicación con tu pareja. Si hay algo que no te agrada, o piensas que no funciona como debería, háblalo con él, exprésale tus dudas y sentimientos para que puedan solucionarlo entre los dos.
Si por el contrario la causa de tu desconfianza estuviera justificada por una infidelidad, deberás preguntarte lo siguiente: ¿estoy decidida a perdonarlo?, ¿podré volver a confiar en él?; una respuesta negativa a estas dos cuestiones significará sin duda el fin de la relación, ya que habrás perdido el respeto y la seguridad entre ustedes, y de esta forma, las probabilidades de volver a establecer una relación sana serán casi nulas, aunque no imposibles.