Adolescentes

Madre soltera, hijo adolescente…¡S.O.S!

http://img.terra.com.mx/galeria_de_fotos/images/242/482790.jpgEs muy común escuchar: "Que no se nace sabiendo cómo ser padre/madre", "qué sería bueno que los hijos vinieran con un manual". Cuando uno es madre soltera o divorciada y tiene un hijo adolescente estos comentarios toman especial relevancia. ¿Cómo ser padre y madre a la vez, sin el riesgo de perder la autoridad y con el deseo de lograr una relación en armonía?

Partamos de la siguiente situación: ambos se encuentran en una época de cambios, de crisis, de no entender a las hormonas. Tal vez, la etapa de la menopausia se acerca y tu hijo/hija está en el despertar de su sexualidad. ¿Cómo con este proceso de cambios para ambos, lograr mantener el equilibrio de una relación madre/hijo? Ejercer dos roles no es tarea fácil y tampoco hay por qué sentirse culpable por tener que desempeñarlos. Eso es lo que hay y no se trata de ponerse en el papel de víctima, ni hacer un drama de ello. La culpa nunca ayuda y en este caso no es la excepción. Mantener la autoridad y abierto el canal de comunicación parecen dos tareas que no tienen punto de encuentro.

Me sorprende la cantidad de literatura y los múltiples de cursos que se ofrecen sobre cómo fijar límites a los hijos. También veo con mayor frecuencia a niños y jóvenes que lo único que les falta es pegarles a sus padres. A los abuelos casi se les salen los ojos de ver como los niños mandan y los padres obedecen. En su mente, la clásica frase de que: "en mis tiempos con solo la mirada de los padres, teníamos que salir corriendo de inmediato de la habitación". No se trata de pegarles con el cable de la plancha, pero si ser muy firmes en los límites que se fijan en casa para cumplirlos sin tregua alguna. De nada sirven los límites si al incumplirlos no se tienen consecuencias. Alguna vez me dieron un sabio consejo sobre la relación con mi hijo: “no te tomes nada personal”. Hay cosas y situaciones que no admiten negociación alguna, aunque los adolescentes siempre la busquen. No se trata de ser una madre desalmada, pero sí muy firme. No se puede poner en riesgo nuestra credibilidad. No prometerle una cálida nalgada y al momento de merecerla no darla. Si ese va a ser el caso, mejor no prometer nada. Con el enojo, somos muy creativos en nuestros castigos: "no vas a ir a ninguna fiesta en cinco años", jajaja… así imposible de cumplirlos! Piensa bien cuál va a ser la consecuencia de no respetar las fronteras.

Alguna vez me dieron un sabio consejo sobre la relación con mi hijo: "no te tomes nada personal". En ese momento pensé: cómo no tomarlo personal si soy el único ser humano cerca, a muchos kilómetros de distancia. Reflexioné y traté de ponerlo en práctica. Confieso que en muchas ocasiones lo olvido y me engancho con la discusión. Debo reconocer que cuando lo he aplicado ha resultado de mucho provecho. El ambiente no es tan hostil y podemos llegar a acuerdos de manera más civilizada. Acuerdos en los que cada quien asume su responsabilidad.

Además de trabajar, llevar la casa, cubrir los gastos, visitas al médico, tener que hacerle de psicóloga con los hijos, parece una tarea heroica…y lo es. Sabemos perfectamente que lo mucho que nos esforzamos es para su bienestar. El amor por ellos nos impulsa cada día y sabemos que vale la pena seguir. Decirles más seguido lo mucho que los queremos y que sepan que ahí estaremos siempre. Un fuerte abrazo que les diga que son muy importantes en nuestra vida. Sentirnos orgullosas de nuestra labor al frente de una familia. Asumir que cuando tuvimos la oportunidad de salir corriendo, no lo hicimos y no lo haremos.


Escrito por Maricarmen Díaz Juárez

  

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