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esde hace ya casi 13 años, el Congreso – el poder que hace las leyes – y el Presidente – el poder que ejecuta las mismas – no han podido trabajar y crear reformas que verdaderamente hagan crecer al país. De hecho varias de las supuestas reformas de los últimos años han sido en buena medida contraproducentes. Ha sido una auténtica preversidad de vanidades partidistas.Un ejemplo. La reforma de Pemex evitó que se crearan lo que se conoce como “contratos de riesgo” donde las empresas privadas se ponen a buscar petróleo y si lo encuentran comparten las ganancias pero si no lo encuentran es inversión que pierden los privados no el Estado. Los contratos de riesgo se usan en todas las empresas públicas del mundo, salvo México. Un verdadero atraso. Tan exitosa es la fórmula que el gobierno de Brasil obtiene petróleo en el Golfo de México. Y nosotros durmiendo debajo de un cactus.
Pero vayamos al punto. El Presidente pide cambios radicales. Lo hizo en su pasado informe. Quizá lo más importante es que sí hay una coincidencia. La reelección de los legisladores.
En Diciembre por fin envió un primer paquete de propuestas legislativas para que el Congreso y la presidencia funcionen de manera más acompasada. Como era previsible, cada partido a propuesto otra serie de medidas.
Quizá lo más importante es que sí hay una coincidencia. La reelección de los legisladores. Aunque la mayoría de los mexicanos ven con recelo este medida, según estudiosos, sería importante que nosotras con nuestro voto podamos premiar o castigar al legislador. Si hace un buen trabajo, podemos volver a votar por él. Y lo contrario. Lo importante es que hay mayor vinculación entre ellos y nosotros. Ambos (legisladores y ciudadanos) estaríamos más pendientes de lo que sucede en el Congreso. La reelección de diputados y senadores sería un pequeño gran paso.