En estos tiempos, las abuelas y abuelos, esas personas cariñosas, llenas de amor y sabiduría, asumen nuevamente el reto de cuidar a los niños, esta vez, para ayudar a conciliar los horarios de los padres que tienen que salir a trabajar.
Ya sea por un tema económico, como el ajuste del presupuesto en tiempos de crisis; o uno emocional, como la tranquilidad de dejar a los niños con personas experimentadas y de total confianza, éstos asumen el rol de cuidadores infantiles, convirtiéndose en canguros sin retribución; por lo menos económica, ya que los miles de besos y sonrisas de los nietos durante las horas de cuidado pagan con creces esta labor.
En los Foros para séniores InfoElder, el espacio para los que se acercan a los 65 años busquen amistades y compartan actividades y hobbies, surgió la discusión sobre los “Abuelos Canguros”, abuelos, padres, profesores y jóvenes dieron sus puntos de vista sobre esta problemática poniendo énfasis en la importancia de no renunciar al júbilo y la prerrogativa de disfrutar de los nietos.
El cuidar a los nietos además de ser una tarea que permite estrechar fuertes lazos entre ambos, les proporciona a los mayores una actividad valiosa para sentirse útiles y activos y además una oportunidad para relacionarse con otras personas. En muchos casos, resulta una excelente forma de transición para superar la etapa post jubilatoria que puede desestabilizar a los sénior si no tienen o no saben en qué emplear su tiempo libre.
Pero también hay que reconocer que no todo es color de rosa, los niños demandan mucha energía y atención y el cuidarlos diariamente es un trabajo extenuante. Uno de los grandes peros recae en el “tener que” hacerse cargo de los nietos sin otra opción a la vista; y aunque todos pueden estar de acuerdo en que les encanta hacerlo y poder ayudar, también suele salir a la luz el carácter de obligación de la tarea y la pérdida de libertad para disfrutar de otros aspectos de esta etapa de su vida.
