Vivimos en un mundo acelerado y queremos todo rápido y con poco esfuerzo. Pero en lo referente a alcanzar nuestro peso ideal, es importante ser paciente, pues la pérdida rápida de peso puede tener muchas consecuencias en nuestra salud.
Cuando bajamos de peso rápidamente nuestro organismo se descompensa y busca obtener energía de cualquier fuente disponible, por lo que músculos, cartílagos y en especialmente nuestros huesos pueden verse debilitados.
Las dietas que prometen una rápida pérdida de peso, suelen ser restrictivas y afectan nuestro metabolismo, salud intestinal, puede alterar nuestros niveles de glucosa, así como la obtención de nutrientes de nuestro organismo. Nos sentimos decaídos e irritables; así mismo, se trata de dietas que no son sostenibles, por lo que no aprendemos a comer de forma sana y recuperamos rápidamente el peso que creíamos perdido.
La deshidratación es otro problema recurrente con los productos y dietas “milagro” ya que a menudo lo que se elimina es agua.
La fórmula para bajar de peso es bien conocida: alimentación balanceada + ejercicio. No existen atajos, cualquier alternativa que nos prometa una pérdida rápida y sin esfuerzo, muy probablemente ponga en riesgo nuestra salud.
Los expertos recomiendan que la pérdida sea de entre medio kilo a un kilo por semana, lo que además de evitar que recuperemos el peso, no asegurará que lo logremos de forma sana.
Escrito por: Elena Pedrozo