Los tratamientios corporales (masajes) son relajantes. Cuando pensamos en masajes, nos visualizamos siendo liberados del peso del estrés por unas manos casi milagrosas. Sin embargo, no sólo quien recibe el masaje obtiene beneficios, también el masajista consigue un bienestar de compartir su arte.
Un tratamiento corporal es sanador, capaz de conectarnos con nuestra energía interna y liberarnos de las tensiones y además de ser gratificante brindar un poco de bienestar al otro, en el proceso, el masajista también obtiene beneficios. De acuerdo a un estudio publicado en el Journal of Alternative and Complementary Medicine, las personas que dan masaje reducen sus niveles de ansiedad tanto como el que lo recibe.
Otro estudio, publicado en el Journal of Applied Gerontology, pidió a los participantes –adultos mayores- que le dieran masaje a bebés. Después de un mes, se encontró:
- Una disminución en los niveles de cortisona
- Menos ansiedad
- Menos síntomas de depresión
- Mejora en la autoestima
- Mejor calidad de vida
- Menor necesidad de visitas al doctor
- Vida social más activa
El masaje brinda relajación no sólo para el que lo recibe, sino para el que lo da. Los masajistas reportan tener más energía después de una sesión de masaje. El masaje es liberador tanto para el que está en la mesa, como para el que pone su esfuerzo en brindar bienestar al otro. Y es que a fin de cuentas, lo bueno se regresa.
