Publicado por: Regina Kuri
La violencia tiene diversas manifestaciones y escenarios, no solo adultos son los responsables de propagarla, existen casos en que los niños son protagonistas de actos violentos que se ejercen dentro de su contexto común: la escuela. Al tipo de violencia que se manifiesta dentro del contexto escolar se le llama Bullying.
El Bullying es la forma de violencia, acoso u hostigamiento en forma prolongada y reiterada que se expresa de un niño (o adolescente) a otro en el aula o en la escuela. Se manifiesta por medio de intimidaciones verbales o psicológicas, agresiones físicas, aislamiento social y hasta acoso sexual. Adicionalmente, las conexiones con otras formas de violencia juvenil, el “bullying” se ha relacionado con abuso de drogas, con disturbios emocionales y con síntomas de algunas enfermedades físicas.
La violencia en la escuela puede ser entendida como el producto de actos intencionales y sistemáticos que resultan en un daño o en una amenaza. Desde este punto de vista, las conductas agresivas dentro de la escuela no se reducen a eventos de violencia física sino que se trata de abusos de poder por parte de personas más fuertes en contra de otro u otros más débiles. Estos abusos pueden ser verbales y también surgir de la exclusión o la marginación de algún individuo (o de un grupo) de las actividades normales de un grupo escolar.
Los enfoques recientes procuran establecer el vínculo entre el maltrato en el hogar, la transmisión intergeneracional del mismo y su expresión en el ámbito escolar. Se ha demostrado que las víctimas de padres agresivos en cuyos hogares prevalece la desatención, frecuentemente son proclives a recurrir a expresiones de violencia que pueden derivar en la victimización de otros menores con los que están en contacto cotidiano en la escuela.
CARACTERISTICAS Y FACTORES DE RIESGO El agresor, también llamado “Buller”, presenta baja tolerancia a la frustración, y un deficiente control de impulsos. Es agresivo, impaciente, inestable, con altos niveles de ansiedad, prepotente, sarcástico y en ocasiones presenta bajo rendimiento académico. En el contexto escolar suele ser identificado como el típico líder negativo. Su comportamiento puede estar relacionado con el consumo de drogas.
La víctima del bullying, presenta baja autoestima, poca asertividad y un manejo deficiente en la solución de problemas, miedo, inseguridad, ocasionalmente se trata de niños o adolescentes sobreprotegidos en casa, con tendencia a experimentar episodios depresivos y fobia escolar (respuestas ansiosas ante la escuela, crisis de angustia o ataques de pánico). La víctima tiende a ocultar el maltrato por la fantasía de ser descalificado por sus padres, profesores, compañeros, o por evitar ser estigmatizado y relegados del grupo.
¿CUÁL ES EL NEXO ENTRE EL BULLYING Y EL CONSUMO DE DROGAS? Se sabe que un menor que proviene de un hogar en el que hay violencia tiende a reproducir comportamientos agresivos; también se ha documentado que las escuelas y sus comunidades constituyen espacios en los que las relaciones violentas son propensas a ocurrir. Los hogares violentos son también factores asociados al inicio en el consumo de alcohol y/o drogas.
Se han identificado diversos factores de riesgo en los menores para convertirse en víctimas o agresores, como lo son:
1. Violencia intrafamiliar
2. Factores de estrés en el hogar, padre desempleado, problemas conyugales
3. Sobre exposición a programas televisivos con contenido violento
4. Antecedentes de maltrato en la familia
5. Progenitor maltratador
6. Antecedentes de algún evento traumático (abusos físicos, emocionales, sexuales) vivido de forma propia o como testigo
7. Antecedentes de adicción o consumo de drogas por parte de algún miembro de la familia
Debemos poner especial atención en que la mayor parte de los factores de riesgo para el desarrollo del Bullying, son también factores de riesgo para el eventual consumo de drogas y posiblemente desarrollo de la adicción.
En cuanto al consumo de drogas, no es difícil imaginar al “buller” o agresor como un posible consumidor, sin embargo, no descartemos casos en los que la víctima recurra a consumir sustancias para paliar altos niveles de ansiedad. En cualquier caso, tanto el agresor como la víctima requieren atención y canalización a profesionales o instituciones especializadas quienes ofrezcan atención a casos de violencia y de consumo de drogas.