El bebé...
El bebé puede bostezar y hacer gestos faciales. Incluso podrá tener hipo. Ya le funcionan las cuerdas vocales y podría llorar. Se comienzan a sentir algunos movimientos del bebé porque empieza a patear y a mover sus manos con más fuerza. Sus ojos y orejas ya alcanzado su ubicación definitiva en esta semana.
El estómago empieza a funcionar: el bebé traga fluido del líquido amniótico para ejercitar el aparato digestivo.
Además, los huesos del oído interno y las terminales nerviosas del cerebro se han desarrollado lo suficiente. El bebé puede empezar a escuchar sonidos como sus latidos o el trayecto de la sangre a través del cordón umbilical.
El bebé seguirá creciendo esta semana, aunque a un ritmo más lento. Tendrá unos 14 centímetros y 150 gramos.
La mamá...
Existe la posibilidad de que se presenten mareos, debido a que el corazón trabaja un 40% ó 50% más. Sumado esto, junto con la presión cada vez mayor que ejerce el útero sobre los vasos sanguíneos, puede generarle alguna sensación de vértigo ocasional. Lo mejor es descansar a menudo, tumbándose sobre el lado izquierdo durante algunos minutos varias veces al día para mantener una buena circulación.
El descenso del nivel de azúcar en sangre también puede causar indisposición. Para evitarlo lo mejor es comer una pieza de fruta.
Se comienzan a notar los primeros movimientos (entre las semanas 16 y 20). Al ser el bebé tan pequeño, no sentirá fuertes patadas, sino un ligero aleteo.
El flujo vaginal cambia durante la gestación, por lo que es difícil saber si hay una infección. Casi todas las mujeres embarazadas observarán un flujo blanco y lechoso, llamado leucorrea. Esto es normal y aumenta a medida que se aproxima el día previsto para el parto. No obstante, si el flujo cambia de color y consistencia o viene acompañado de mal olor o irritación, puede que exista infección.
Fuente: Embarazo.net